Del dinero.
Nadie parece saber exactamente qué es eso del dinero. Ya no representa al patrón oro, ni pone ya en los billetes aquello de: “el Banco de España pagará al portador...”, que nos hacía confiar a los usuarios que detrás de aquellos papeluchos arrugados había algo tangible que los avalaba.¡Los avalaba, ni más ni menos que los lingotes de oro guardados en el Banco de España!. Podíamos estar tranquilos, ese papelucho podía canjearse por los gramos de oro que fuesen en cuanto nos presentásemos ante el cajero del Banco de España y lo exibiéramos. Ahora, que el dinero ya no lo avala ni nadie, ni nada salvo la "confianza", a base de apalancamientos y artificios financieros se ha gastado mil veces más del que teóricamente debía de haber. ¿Saben que tanto por ciento de la economía mundial era el año pasado de origen productivo?. ¡El ocho por ciento!. O lo que es lo mismo: sólo el ocho por ciento del teórico dinero se había ganado trabajando, modificando materias primas y construyendo bienes de consumo. El resto, el noventa y dos por ciento, era el resultado de la astucia de los trileros; ¿dónde está la bolita? decían los agentes del sistema financiero, al tiempo que se reían de los empresarios tradicionales y les mostraban como ellos en un sólo día ganaban lo mismo que los empresarios en toda una vida de esfuerzo y tesón. Ahora se ha descubierto que el dinero "ganado" así, que ese dinero sin sustancia, que ese noventa y dos por ciento de la masa monetaria no vale nada, no existe. Para arreglarlo los gobiernos le darán a la máquina de hacer billetes, o ni eso, borraran de los ordenadores los apuntes contables y ya está. Mejor dicho ya estará para ellos, para los que nos han metido en este lío y sa van de rositas. Porque para los que han andado justos con su salario, ahora que ya no lo tienen el dinero, aún sin saber lo que es, es una cosa importantísima. Es más: es este dinero de origen productivo- el ocho por ciento- el que ha de pagar el desastre ocasionado por el otro noventa y dos por ciento. El dinero como el amor se sustancia verdaderamente en la ausencia. Cuando se tiene es casi nada. Del mismo modo que es casi nada el aire que respiramos. Es algo natural que cuando se tiene se entiende casi como un derecho. Se respira y se vive, se trabaja y se tiene dinero. Es simple. O mejor dicho era simple hace cuatro días. En París un amigo judío propietario de una estupenda colección de cuadros, con Picassos incluidos, y muchimillonario me dijo una vez: -Desengáñate Pepe. El dinero no tiene ninguna importancia. Lo que es verdaderamente importante es la cantidad.
5 comentarios
Carlos Miragaya -
Hace mucho que no he venido a ti, aquí. Hoy sí. Sí. Del dinero. Don Dinero. De ello justamente trátase, en lo relativo a lo Cultural & Co.
Julio Tejedor -
Pues bien. No tenían bastante con este negocio, piramidal aunque legal, que tuvieron que inventar otros, los famosos derivados, construidos sobre los préstamos hipotecarios. Funcionaban de manera parecida y, en el fondo, los préstamos hipotecarios venían a funcionar como el dinero reservado conforme al coeficiente de caja. Cuando los préstamos hipotecarios fallaron la pirámide empezó a venirse abajo. Y en eso estamos mi querido pintor, cayendo...
xime -
josé -
LuisPi -