Adicción
He de confesarles una oscura adicción. Creo que no soy el único, a juzgar por la tremebunda presencia con que este tipo de droga se nos ofrece.
Soy adicto a las ferreterías y a consumir todo lo que allí se ofrezca. El problema es que ahora las herramientas electro portátiles están acechando también en los supermercados. Y claro, uno que no es de piedra, baja a por media docena de yogures y allí esta el taladro percutor, o la lijadora, o la caladora. Y uno se entretiene acariciándola, y mira el precio, y son treinta y cinco euros de nada, si total te tomas tres cañas con los amigos y cuesta más la ronda, y al carrito con los yogures que va la caladora. Y ya tengo tres, y taladros a batería ocho, y eléctricos cuatro, y lijadoras cinco, y compresores tres...Amás de todo tipo de tortillería y herramientas de mano, y ya no sé dónde guardarlas.
Si me quedo en casa, haciendo un esfuerzo y luchando con la tentación ferretera. Abro el buzón, y ahí esta el catálogo del Makro, con todo tipo de ofertas de maquinetas. Por no hablar de las ofertas del Lidel de los jueves, que las echan hasta por la tele.
Comprendo que los Chinos y los antiguos países del Este tengan que desarrollarse y que fabriquen este tipo de productos a precios tan baratos. Pero es que ofrecerles este tipo de juguetes a los hijos del tardofranquismo que nos hemos pasado la niñez pidiéndole el taladro al vecino, que a su vez lo había sacado de la fábrica, y con la nariz pegada a los escaparates de la Droga Alfonso, es abusar. No tenemos ninguna defensa contra semejante oferta de objetos tan largamente deseados.
Si alguien conoce algún terapeuta especializado en este tipo de adicción, no dejen de darme sus señas.
3 comentarios
Elena Beltrán -
Detrás del reflejo -
Meritxell -
Saludos.