Conversación de bar.
Hace un par de semanas, mientras tomaba café en el bar de la plaza de Villamayor, pude escuchar esta conversación entre dos parroquianos:
-Este año he notado que A.R.C.O. está mucho más consolidado que otros años anteriores.
- Sí, y parece ser que la presencia de la fotografía es mayoritaria...
La conversación la mantenían entre el que ha triunfado en la vida del pueblo (con la cosa del ladrillo) y que, como signo de distinción, porta en el cinturón una ostentosa funda de cuero para el móvil y uno de sus adláteres de un pueblo vecino. Ambos vestidos con una teba; azul marino el uno; verde cazador el otro. Como si de dos Rodrigos Ratos Monegrinos se tratase. Pero las manos, el cuello, el sonrosado rubor de sus caras y sus ostentosos, caros y vulgares relojes Rolex les delataban, sin duda, como recién ricos.
Yo, interesadísimo, mientras, aparentemente, leía el periódico, continué “haciendo oreja”.
-Me invitaron a la inauguración profesional (pronunció especialmente bien estas dos palabras), y no veas como estaba aquello. No faltaba nadie. Vi a Florentino, que saludo a Pelaez, mi socio en Madrid, que me acompañaba y que me había conseguido las invitaciones, ya sabes, el que nos deja el palco del Bernabeu...
-Sí, sí, que majo es, y que normal para la pasta que tiene. Aún me acuerdo de cuando cenamos en Lucio con él... Eso es lo que tiene Madrid. Aquí cualquier pelanas se cree alguien.
-Sí, ese... No veas como controla Madrid. Le saludaba todo el mundo. Me presento a Juana, la Galerista y me vendió una foto de un chaval que promete mucho. Aún la llevo en el maletero del coche, porque en casa no la voy a poner, que mi mujer se mosquea y más si se entera de la pasta que me ha costao...
¡Esto era ya el recopostiófono. !. ¡Resulta que hasta en el bar de Villamayor se puede oír una “opinión formada” de la cosa esa de A.R.C.O.!.
Mientras salía del bar y sorteaba un gigantesco tractor Jon Deere con un apero ultramoderno intenté desenmarañar las razones por las que una Feria de Arte contemporáneo puede ser un tema de conversación en el bar de Villamayor.
Si el interés por el arte contemporáneo hubiese calado realmente tan hondo, como se podría deducir de la conversación, en la sociedad lo habría notado y eso no ha ocurrido, ni lo he notado en mí, ni en mis amigos artistas y galeristas, de los que me fío. No eso no había pasado.
Lo que sí que ha calado como fenómeno social es la inauguración de A.R.C.O. a la que se desplazan algunos miles de ciudadanos de provincias con sus mejores galas y en sus mejores vehículos automóviles de tracción mecánica. Y claro, luego para fardar de que han sido invitados a la multitudinaria (y paradójicamente, restringidísima) inauguración profesional tienen que escupir alguna docta opinión formada que han oído por ahí.
Entendiendo que las opiniones suficientemente conocidas acaban convirtiéndose en verdades irrefutables.
Las consignas a transmitir parecen ser estas:
A/ Feria de Arte Consolidada (sic); (yo no sé muy bien en que consiste eso de consolidada)
B/ Modo realmente moderno de ser del Arte: Impresión digital de fotografías que no sean especialmente líricas.
C/ Éxito de ventas. Sin especificar el origen institucional de la mayoría de ellas. Ya sea porque compra directamente el Estado o porque se induce, desde este, a que las grandes empresas, lo hagan. En determinadas galerías, claro está. La relación entre número de visitantes y ventas es la más baja de todas las ferias del mundo, pero esto no se dice.
Así están las cosas.
Me consuela pensar en aquella anécdota que se cuenta de Rokefeller cuando su limpiabotas le pidió consejo para invertir en bolsa. Él inmediatamente, reacciono, sacando todo el dinero que tenía en bolsa y una semana más tarde se produjo el Crak del veintinueve.
4 comentarios
Gatopardo -
Por si te hace falta un traductor: http://gatopardo.blogia.com/temas/modismos-aragoneses.php
De nada, me gusta ser útil.
Gabi -
marta -
Nicolás -
Esa gente te da de comer (y bastante bien), y tú los conoces bien.
¡Gracias por contárnoslo tan sinceramente!