Agradecimiento
Va una perogrullada: del mismo modo que no hay sádico sin masoquista, ni artista sin ego desproporcionado; no hay texto sin lector.
Desde este punto de vista este blog es tan mío como de los que lo visitan. Especialmente de los que se toman la molestia de escribir algún comentario.
Este nuevo modo de decir, sin editor, sin presentaciones, sin contrato, sin ganancia, es especialmente adecuado a mi modo de ser, que si por algo se ha caracterizado ha sido por huir sistemáticamente del compromiso. He intentado dejar de decir aquí en tres o cuatro ocasiones, ya que este gesto (el de escribir, a no se sabe quién, ni porqué ), no resiste el más mínimo análisis. Pero una vez liberado de la obligación, del compromiso, otra vez libre, sin saber muy bien porqué, me veo tecleando al vacío. Sabiendo que cuando cuelgue lo escrito, alguien lo leerá y alguien lo comentará. Cómo en una especie de culto a la banalidad.
En este año de blog, he hecho unos cuantos amigos cibernéticos. A algunos les he conocido, como a Teresa, que se explica que da gloria leerla y que fotografía como mira. A otros ya les conocía, como a Mariano Gistaín, o a Felix Jaulín, que les conozco de siempre. Pero a los más, ni les conozco, ni seguramente les conoceré nunca, y esto es precisamente lo más interesante. Se tarta de textos, sin soporte ni contexto (permítaseme despreciar el contexto cibernético por su levedad, aunque sé de su importancia) relacionándose entre sí, por sí mismos. Cierto es, que de mí, algo se puede saber por Internet y que al menos uno de los interlocutores puede albergar cierto prejuicio, pero creo que a estas alturas de interlocución (un año ya) puede despreciarse. Se trata de ideas que se comparten sin apenas intención, cómo jugando, sin gravedad. Y esto me gusta mucho.
Hoy quería agradecer a todos los que se toman la molestia de entrar que lo hagan. Y primordialmente a los que comentan, y entre estos, especialmente, a mi desconocido (io) como paradigma del perfecto apostillador.
Aprovecho para pedir disculpas por mi penosa ortografía, pero es que a estas edades ya no hay tiempo de aprender nada que no se sepa desde siempre, y por no estar a la altura de mis comentaristas.
Gracias a todos.
3 comentarios
Javier -
Luis Augusto -
Teresa -
un abrazo