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Poder

Creo que una de las causas de que esta época sea tan tontorrona y tan vulgar es porque el poder, el verdadero poder, no lo ejerce ni la multinacional, ni el gobierno, ni el tirano,  ni el déspota, ni el santo, ni el poeta, ni el filósofo, ni el esteta, ni nadie que lo haya ejercido con anterioridad.

Lo ejerce el nuevo y abstracto poderoso, tonto y ciego, que ahora llamamos: CLIENTE.

4 comentarios

Anónimo -

He oido que la última moda de marketing en las grandes empresas consiste en decirle a sus vendedores que tienen que amar a sus clientes. Si realmente son entes abstractos que ejercen su poder, ¿no estará esta civilización reinventando el concepto de Dios?
(o tr o)

Pepe Cerdá -

Se me olvidaba añadir, que responsabilizar a los subditos de las decisiones que debe tomar el soberano, es uno de los mayores, y más torticeros pecados que pueden cometerse desde el poder político.
Y hace ya mucho tiempo que veo gobernar a golpe de estado de opinión y este modo de hacer, que sirve para decidir el rumbo en los viajes organizados, no creo que sea el mejor método pra resolver las grandes cuestiones.
Pero lo único que quieren los comerciantes y los políticos es seguir ejerciendo, y para eso es mejor preguntarles a los clientes constantemente que que les apetece...

pepe cerdá -

Que el poder lo ejerce el cliente lo he dicho con toda intención, mala intención, claro está. He usado esta palabra por lo novedosa y estúpida que es en sí misma. Cliente en realidad no significa nada, salvo en el ideario de los comerciantes. Sería el susceptible de ser estafado, para los timadores, o el coleccionista para los artistas, o el hambriento para los restauradores, o el salido para las putas, o el ignorante para los sabios. Cliente es un sinónimo de interlocutor, en el mejor de los casos, o de psicópata consumidor, en el peor, y la mayoría de los casos.
Es al que culpan de todo en este nuestro primer mundo. Todo se ha extendido, sobre todo los elementos diferenciadores, el lujo por ejemplo. El coche que Mario Conde llevaba para cazar en su finca lo tiene ahora mi vecino para ir a su granja de cerdos. La biblioteca de Montaigne la venden ahora en los kioscos o la regalan cuando te compras el periódico.
Lo que parece insensato es que ese grupo mayoritario y prisionero de su confort sea el que dirija el mundo. Desde luego que no me lo creo ni yo. Pero empleo la palabra por no emplear la de verdad, y es esta: NADIE. Nadie dirige esto y así nos va. Y nadie lo dirige porque nadie tiene cojones para abrir los ojos y ver a donde nos dirigimos aceleradamente, que es a la catástrofe. Por eso culpan a los clientes de decidir cómo se diseña el mundo.

Anónimo -

Que el poder lo ejerza el cliente no te lo crees ni tú, vamos. Al esclavo-cliente se le adiestra desde el nacimiento para hacerle creer que realmente quiere lo que el sistema le ofrece. Pero la realidad es bien otra, como le dictará el vacío ontológico y la propia mediocridad que con los años irá teniendo que rumiar. Esta época no me parece, desde luego, nada "tontorrona". En efecto, el nuevo dogma del consumo produce "tontorrones" en serie, pero el resultado de esto, desde el punto de vista de la ilustración y el humanismo, no puede ser más trágico, catastrófico y desesperanzador. La censura-dictadura del mercado se revela, en mi opinión, aún más implacable que todos los totalitarismos del pasado inmediato, y sólo cabe remar contra corriente para conservar la independencia y la autenticidad, pagando por ello, claro está, un alto peaje.

(io)