Cosas de la vida..
El otro día, en el transcurso de un acto social, mantuve una larga conversación con un representante político en el área de cultura. Me reclamaba, y por lo tanto reclamaba a todos los que insensatamente dedican su vida a esto de los garabatos, una mayor presencia en el mundo de la cultura local. Exáctamente lo que me pidió fue "Que presionásemos desde la base a nuestros representantes para dinamizar la ciudad". En el fondo lo que me pedía es que hiciese su trabajo,y de paso que me equivocase por él, que le diese argumentos críticos para llenar páginas de periódicos, que le ayudase a llenar de gente y contenidos el barco que en teoría patrona, ya que no se puede gestionar lo no existente, ni tener éxitos desde la inactividad.
Y yo me decía: ¡Vaya! ahora resulta que además de estar concentrado, para que el trabajo salga; disperso para que el trabajo se venda; ocuparme de mi carrera para que el mundo se entere de que existo. Tengo que presionar hacia arriba para que mis gestores gestionen la cultura de mi ciudad. Si mis consejos son un "acierto" la medalla se la pondrán ellos, si son un "fracaso" ya se encargarán de cargarmelo a mí.
Se supone que estábamos hablando de política cultural. O por decirlo de un modo mas exacto de apoyo desde el poder político a la cultura y en lo que a mí respecta a las artes visuales que se producen en el momento.
Lo primero que se ha de decir es que: la mejor gestión cultural consiste en no entorpecer y en procurar que florezca lo ya existente. Mirar y respetar lo que hay sin ideas preconcebidas, sin esperar resultados, sin contar los visitantes de las exposiciones, sin sacar conclusiones.
Yo asistí, e incluso fuí, una modesta parte pasiva de la acción, a lo que fue el apoyo a la cultura de alta intensidad que se produjo en los primeros años de la década de los ochenta en España. Estoy hablando de las primeras muestras de arte joven, de los congresos de Cabueñes, de las exposiciones colectivas e itinerantes por España de jóvenes creadores etc. Todo esto no lo podía ni soñar un artista de una generación anterior a la mía. La prensa y en gran medida la sociedad estaban atentas a estas cuestiones. Programas de televisión como "Metrópolis" o "La bola de cristal" eran seguidos por una audiencia que los hacía posibles. En los quioscos se encontraban, y mas o menos se vendían, revistas como "El paseante", "El Europeo", "La luna de Madrid" ...No era extraño que en revistas femeninas, como "Cosmopolitan", se entrevistara a jóvenes y exitosos pintores. Se hablaba de estrategias, de marqueting..Era posible triunfar en la vida y pronto siendo artista. Se había pasado de la gran sequía a la gran remojada. Pero como muy bien saben ustedes aquello se acabo. Y si he de serles sincero, no creo que esto fuese en si mismo una buena cosa. O por lo menos tan bueno o tan malo como lo de hoy. En definitiva se trataba de un intento de rentabilizar el asunto, puesto que solo lo rentable es verdaderamente posible en nuestros días.
¿ Se podría hablar hoy de un apoyo a los jóvenes creadores de baja intensidad?
Lo que da la impresión es de que hay una tibia buena voluntad pero ya no se sabe muy bien como se hace, ni para qué sirve. El modelo ha cambiado. También los modos de hacer. Hoy se siguen celebrando las muestras de arte joven, hay mas salas de exposiciones institucionales que nunca. Siguen existiendo las mismas o mas becas que antes. Lo que creo que ha cambiado es el interés que despiertan estos fenómenos en la sociedad, con la capacidad de asombro ya muy mermada, y no hay que olvidar que se gobierna siguiendo los estados de opinión...Sencillamente la actitud de apoyo a los jóvenes creadores ha dejado de ser tan políticamente correcta como antes. Quizás sea por esto, por lo que hoy se prefiere organizar exposiciones con un alto nivel de consenso garantizado. ¿quién puede estar en contra de una gran exposición de Goya, de Picasso...? ,en fin de los grandes..Nadie y yo, el que menos. Al fin y al cabo uno de los trabajos de los gestores culturales consiste en gastarse el presupuesto procurando, al mismo tiempo, no despertar demasiadas críticas en el oposición. Pero cierto es que yo hace tiempo que no asisto a una exposición ambiciosa y estructurada de jóvenes creadores , ni aquí, ni en Paris, ni en Madrid. Claro esta que quedan las clásicas citas, como la "Bienal y el Aperto" de Venecia, como la "Documenta" de Kasel, como las que organiza con el escándalo prediseñado incluido la compañía de publicidad hitachi-hisasi (o como se diga. que no tengo ganas de levantarme a mirar como se escribe). Pero desde luego a nivel local o regional esto ha dejado de interesar. En Francia se han desmontado o han dejado sin presupuesto, que viene a ser lo mismo, a los Fondos Regionales de Arte Contemporáneo, que intentaban una cierta descentralización de la capital. En fin los ejemplos podrían ser numerosos.
Si me permiten una pequeña metáfora la cosa de la administración de la cultura sería como una gran central nuclear, todo esta preestablecido, el edificio, los técnicos que allí trabajan, el director..Pero para que todo esto tenga sentido precisan de unos pedruscos capaces de generar radioactividad, pedruscos de uranio. En principio, cualquier pedrusco les vale, ya se tirará cuando ya no emita radiación, cuando esté "seco" .Lo único inamovible es la estructura de la central misma, el escalafón: el director, los administrativos,los técnicos, los obreros, permanecerá; lo que cambia con frecuencia son los pedruscos "eventuales" que hacen "fijo" su puesto de trabajo. Puestos a elegir es preferible y más sensato que las piedras que entran en el reactor sean mudas, y que como el Cid puedan ganar batallas después de muertas. Si a esto le unimos la evidente fascinación que el coleccionista ha sentido siempre por el objeto artístico; pero por el autor, si este está vivo, ha sentido siempre un cierto recelo, prefiere "consumirlo" en forma de biografía. Imaginen que el ultimo comprador de un cuadro de Van Gogh le invita a una fiesta, para celebrar la compra, y que este se corta la oreja delante de todos sus invitados, un desastre.
Y yo me decía: ¡Vaya! ahora resulta que además de estar concentrado, para que el trabajo salga; disperso para que el trabajo se venda; ocuparme de mi carrera para que el mundo se entere de que existo. Tengo que presionar hacia arriba para que mis gestores gestionen la cultura de mi ciudad. Si mis consejos son un "acierto" la medalla se la pondrán ellos, si son un "fracaso" ya se encargarán de cargarmelo a mí.
Se supone que estábamos hablando de política cultural. O por decirlo de un modo mas exacto de apoyo desde el poder político a la cultura y en lo que a mí respecta a las artes visuales que se producen en el momento.
Lo primero que se ha de decir es que: la mejor gestión cultural consiste en no entorpecer y en procurar que florezca lo ya existente. Mirar y respetar lo que hay sin ideas preconcebidas, sin esperar resultados, sin contar los visitantes de las exposiciones, sin sacar conclusiones.
Yo asistí, e incluso fuí, una modesta parte pasiva de la acción, a lo que fue el apoyo a la cultura de alta intensidad que se produjo en los primeros años de la década de los ochenta en España. Estoy hablando de las primeras muestras de arte joven, de los congresos de Cabueñes, de las exposiciones colectivas e itinerantes por España de jóvenes creadores etc. Todo esto no lo podía ni soñar un artista de una generación anterior a la mía. La prensa y en gran medida la sociedad estaban atentas a estas cuestiones. Programas de televisión como "Metrópolis" o "La bola de cristal" eran seguidos por una audiencia que los hacía posibles. En los quioscos se encontraban, y mas o menos se vendían, revistas como "El paseante", "El Europeo", "La luna de Madrid" ...No era extraño que en revistas femeninas, como "Cosmopolitan", se entrevistara a jóvenes y exitosos pintores. Se hablaba de estrategias, de marqueting..Era posible triunfar en la vida y pronto siendo artista. Se había pasado de la gran sequía a la gran remojada. Pero como muy bien saben ustedes aquello se acabo. Y si he de serles sincero, no creo que esto fuese en si mismo una buena cosa. O por lo menos tan bueno o tan malo como lo de hoy. En definitiva se trataba de un intento de rentabilizar el asunto, puesto que solo lo rentable es verdaderamente posible en nuestros días.
¿ Se podría hablar hoy de un apoyo a los jóvenes creadores de baja intensidad?
Lo que da la impresión es de que hay una tibia buena voluntad pero ya no se sabe muy bien como se hace, ni para qué sirve. El modelo ha cambiado. También los modos de hacer. Hoy se siguen celebrando las muestras de arte joven, hay mas salas de exposiciones institucionales que nunca. Siguen existiendo las mismas o mas becas que antes. Lo que creo que ha cambiado es el interés que despiertan estos fenómenos en la sociedad, con la capacidad de asombro ya muy mermada, y no hay que olvidar que se gobierna siguiendo los estados de opinión...Sencillamente la actitud de apoyo a los jóvenes creadores ha dejado de ser tan políticamente correcta como antes. Quizás sea por esto, por lo que hoy se prefiere organizar exposiciones con un alto nivel de consenso garantizado. ¿quién puede estar en contra de una gran exposición de Goya, de Picasso...? ,en fin de los grandes..Nadie y yo, el que menos. Al fin y al cabo uno de los trabajos de los gestores culturales consiste en gastarse el presupuesto procurando, al mismo tiempo, no despertar demasiadas críticas en el oposición. Pero cierto es que yo hace tiempo que no asisto a una exposición ambiciosa y estructurada de jóvenes creadores , ni aquí, ni en Paris, ni en Madrid. Claro esta que quedan las clásicas citas, como la "Bienal y el Aperto" de Venecia, como la "Documenta" de Kasel, como las que organiza con el escándalo prediseñado incluido la compañía de publicidad hitachi-hisasi (o como se diga. que no tengo ganas de levantarme a mirar como se escribe). Pero desde luego a nivel local o regional esto ha dejado de interesar. En Francia se han desmontado o han dejado sin presupuesto, que viene a ser lo mismo, a los Fondos Regionales de Arte Contemporáneo, que intentaban una cierta descentralización de la capital. En fin los ejemplos podrían ser numerosos.
Si me permiten una pequeña metáfora la cosa de la administración de la cultura sería como una gran central nuclear, todo esta preestablecido, el edificio, los técnicos que allí trabajan, el director..Pero para que todo esto tenga sentido precisan de unos pedruscos capaces de generar radioactividad, pedruscos de uranio. En principio, cualquier pedrusco les vale, ya se tirará cuando ya no emita radiación, cuando esté "seco" .Lo único inamovible es la estructura de la central misma, el escalafón: el director, los administrativos,los técnicos, los obreros, permanecerá; lo que cambia con frecuencia son los pedruscos "eventuales" que hacen "fijo" su puesto de trabajo. Puestos a elegir es preferible y más sensato que las piedras que entran en el reactor sean mudas, y que como el Cid puedan ganar batallas después de muertas. Si a esto le unimos la evidente fascinación que el coleccionista ha sentido siempre por el objeto artístico; pero por el autor, si este está vivo, ha sentido siempre un cierto recelo, prefiere "consumirlo" en forma de biografía. Imaginen que el ultimo comprador de un cuadro de Van Gogh le invita a una fiesta, para celebrar la compra, y que este se corta la oreja delante de todos sus invitados, un desastre.
4 comentarios
Anónimo -
I
Pertenezco a una generación posterior a la tuya, que vio la luz a mediados de los 70, se desayunó los sábados infantiles frente a la tele con la Bola de cristal, leyó El Víbora mientras trataba penosamente de superar el trance adolescente en los ochenta, y se hizo joven ya en los 90, con las vacas flacas y las esperanzas rotas, para dejar de soñar sin haber empezado siquiera mientras Kurt Cobain se reventaba los sesos.
Llegué tan sólo a los postres de las celebraciones del llamado "Arte joven" (aunque hoy por DNI podría seguir concursando en la mayoría de sus certámenes: ¿hasta cuándo se es joven a estos efectos?: si por el hambriento artista treintañero fuera, para siempre), a tiempo para constatar que en el país de los ciegos el tuerto es el rey, y que los vientos empezaban a soplar en otra dirección, desalojando del pedestal al artista pintor (paradigma Barceló: había dejado de ser rentable encontrar a algún "genio" más).
(io)
Anónimo -
Ya no podíamos permitirnos ser tan ilusos como para pensar que un exilio a París u otras mecas más o menos lejanas serviría para algo que no fuera rumiar nuestra frustración sirviendo en un MacDonald´s. En consecuencia, algunos han optado por prolongar la adolescencia más allá de lo biológicamente razonable, otros nos hemos aburguesado terroríficamente.
Pero el fuego de la necesidad íntima de creación sigue vivo.
No creo que la Administración o los políticos que en teoría la dirigen (y escribo esto desde el corazón del sistema) pueda resolver nuestros problemas.
(io)
Gatopardo -
Es que sois irracionales los artistas, Pepe.
Davicius -
POr cierto, la persona que te pdidio lo que cuentas qué era, ¿político o política?