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pepe-cerda

Funeral

Funeral Lo del funeral del Papa ha excedido con mucho lo esperable, o por lo menos lo que yo recordaba de los dos últimos funerales que de Papas vi hace ya más de un cuarto de siglo: el de Pablo sexto y el de Juan Pablo primero. Recuerdo, más o menos lo de la fumata, pero del funeral propiamente dicho, nada de nada.
He de reconocer que, como espectáculo, me ha gustado, el féretro simple y de ciprés, el viento pasando las hojas de la Biblia puesta encima, los cardenales de los ritos orientales, la cadencia de la liturgia, el puesto principal y la actitud de los Reyes de España, distendida al tiempo que grave cuando tocaba. Rodeados de una nutridísima representación de líderes políticos de medio mundo y de una impresionante masa de fieles desplazados desde todos los lados, la mayoría de estos jovencísimos.
Esto no se puede explicar solamente por el tratamiento informativo de la enfermedad y muerte del Papa. Cierto es que ha sido importante, al menos en España, pero si lo ha sido es porque las audiencias así lo han demandado, y si lo han demandado es porque así ha sido diagnosticado por los cazadores de tendencias que marcan la dirección de nuestras modas. Se ha de reconocer una vuelta a ciertos valores de la una parte importante de la juventud del mundo desarrollado. Así es, aunque a los de mi generación nos parezca inaudito o incomprensible, hay algunas cuestiones que parecían superadas, o como mínimo obsoletas, que están resurgiendo con gran fuerza. Es como una vuelta tecnificada a los modos de ver medievales.
Los que somos hijos de los Hippies y contemporáneos de los Punks, al único que vimos morir en directo al unísono fue a Sid Vicious, y desde luego lo que estaba fuera de nuestra imaginación es que nuestros hijos pasasen veinte horas en cola y otras tantas de autobús para pasar un segundo ante el cadáver del Papa.
Cosas de esta tardoposmodernidad que no hace sino sorprenderme día a día.

6 comentarios

juan semio -

estaban todos allí porque estaban todos allí, como los soviéticos se ponían en una cola sin saber lo que allí pasaba, sólo porque allí estaban los otros, luego algo habrá se decían antes de llegar delante de unas estanterías vacías de una tienda de comestibles .

Nicolás -

Yo no creo que "las audiencias" hayan demandado esto. Yo creo que la tv ha encontrado que podía llenar días de programación gratis creando el personaje que han creado, el "papa bueno", el "papa de los jóvenes", el "papa que trajo la democracia al este de europa", etc., que la tv ha conseguido vender bien ese personaje ficticio, y ya está. Tampoco veo por ningún sitio que los jóvenes o "la generación de nuestros hijos" se haya sumado a todo eso. Sí que es cierto que la tv ha intentado vender esa imagen pero ha sido algo irreal... como todo lo que ha mostrado la tv estos días.

Pepe -

Me refiero, por desgracia, a esos valores que expones. Se me ha olvidado ponerlos en tre comillas.

Anónimo -

Se me olvidó firmar el post anterior, soy io. Aprovecho para apuntar el hecho de que este país sigue siendo igual de ultraconservador (a derechas y supuestas izquierdas) que hace treinta años. Un poco de pote y un puñado de euros no han sido suficientes para erradicar los atavismos del nacional-catolicismo. Ala, ya me callo.

Anónimo -

¿A qué te refieres al hablar de "ciertos valores"?. ¿A la prohibición del uso de métodos anticonceptivos, estigmatización de la homosexualidad, consideración del SIDA como "bíblica condena", rechazo frontal de toda corriente eclesiástica que pretenda verdaderamente acercar a su iglesia a los pobres,o a cualquier otro ejemplo de ese largo etc. de posturas irreconciliables con el día a día de cualquier persona medio normal que pretenda vivir en este mundo que nos ha tocado?. Por cierto, te fijaste en la alfombra que soportaba el "modesto" ciprés, ¿no?. Qué sobrio y contenido todo, sí. Espero que exista otra juventud, que sacie su necesidad de espiritualidad a través de otra manera de ver el mundo. Mi generación se hizo mayor cuando Kurt Cobain se reventó los sesos. Quieras que no, eso te marca.

"We must become the change we want to see in the world". (M. Ghandi).

mena -

Es curioso: mi recuerdo infantil más lejano es el entierro de Juan XXIII. Año 1963. Tengo 4 años. Mis padres acaban de comprar un televisor y en casa estamos toda la familia casi todos los vecinos contemplando el desfile de cardenales que pasan ante el féretro del Papa. No recuerdo nada más, pero si calculamos el número de televisores que había entonces y los que hay ahora quizá lleguemos a la conclusión de que la expectación es proporcional a la capacidad de movilización mediática. Lo que está claro es que hace 42 años la muerte de un Papa también tenía un gran seguimiento. Por otra parte, si recordamos la visita a España de Juan Pablo II en 1982 también se asocia con decenas de miles de jóvenes que lo aclaman. Recuerda que en Zaragoza se pasaron la noche cantando y tocando tambores en los alrededores del Pilar, hasta obligar a las autoridades eclesiásticas a pedir que callaran para que el Papa pudiera dormir. Aquellos jóvenes del 82 eran de nuestra generación, de la de Sid Vicious, del punk, de la new wave, de la movida, del cambio, y sin embargo millones de ellos aclamaban al Papa. No sé, me parece que todo sigue más o menos igual.