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pepe-cerda

Saeta

Saeta Parapámpa prapámpa, para parapara pámpa; parapámpa parapámpa para para para pampa; paraboum, paraboum, boum boum. De pronto baja el estruendo..Baramban baarabambam. Taaaaatiiitaiiiiiiii, Y ahora solo un murmullo. Parapan parapan, parapam. Los cofrades se mecen dulcemente, un pie otro pie, pero en el sitio. El cristo también es mecido por los costaleros. Algo va a pasar.
De pronto desde un balcón cercano a la imagen tallada del cristo un hombre calvo desgañita una saeta. Son las tres de la mañana. Calle del Sepulcro número veintiséis. Dos centenares de personas mudas observan con los oídos. El tiempo se ha detenido. El silencio sobre el que fluye la saeta es estremecedor. Los capirotes apuntan a la luna llena, meciéndola, parapanpam, parapampan, parapampam.....
Así es y así ha sido desde siempre, y así será.

8 comentarios

Teresa -

y me lo perdí esta vez...

pepe -

Perdón, varios centenares..

nacho -

eramos bastantes más de doscientos

Anónimo -

Si hubieras visto los tacones de aguja que llevaba nuestro amigo de Old Compton...(no eran precisamente manolos). ¡Menudas agujetas en los gemelos que debe de tener!.Definitivamente existen otras formas de penitencia.(io)

Nicolás -

Me quedo con la de mi pueblo: todavía tengo las manos inflamadas de romper la hora toda la noche y los dos días siguientes, el hombro jodido de sacar el paso, el estómago destrozado del alcohol y las comidas de mi madre, y las neuronas vagas de tanto porro...

Anónimo -

No opino. En Semana Santa (yo mismo me sorprendo de usar las mayúsculas)me gusta ver Simón del desierto de Buñuel, atravesada por la tamborrada de Calanda. También pega la saeta de Miles Davis en "Sketches of Spain". Si me tengo que quedar con algún biopic de la vida de Cristo, Pasolini y Scorsese. Aunque lo mejor en estas fechas es irse a Londres. Sólo vi una procesión, liderada por un negro travesti de dos metros, por Old Compton Street. Very gay. (io)

cartujo -

Todo lo que envuelve la Semana Santa me parece una mezcla de exhibicionismo y amedrentamiento, ganas de salir a la calle y apoderarse de ella con una imagen siniestra, a imponer respeto, a meter miedo y de paso presumir que se es más piadoso que nadie. Y qué decir de esas señoras de mantilla que siguen a las procesiones, versión luctuosa de la rubia mechada. Es todo una versión negroide del carnaval, una inmensa fiestas de disfraces, la apoteosis del cinismo y la hipocresía.

junior -

Me alegro y a la vez me sorprendo de la sensación que te produjo el "encierre" de la Piedad.Me parece raro que prestes atención a éstos actos por "trasnochados" pero tienes que reconocer que impone y que como simple expectáculo y sin mirar otras connotaciones,si quieres,es una pasada. Estoy de acuerdo con tu última frase.Un abrazo.