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pepe-cerda

Picasso

Picasso A mí Picasso me tiene hecho un lío, y mira que me interesa, desde donde escribo puedo ver los libros que tengo sobre él en mi biblioteca: los dos tomos de Richardson, el de Norman Mailer, la correspondencia con Apollinaire, el de las fotos de Douglas Duncan; los de sus chicas: el de Genevieve Laporte, el de Fernande Olivier, el Francoise Gilot; las películas: la de Clouzot, el documental de la Reunión des Musées Nationaux; más otros quince libros de muy variada condición sobre su obra y vida.
Los he leído todos con vivísimo interés, he escudriñado su obra, he estado centenares de veces en su museo en París, he visto lo que hay en las decenas de museos que he visitado por el mundo y aún no tengo una idea clara sobre él.
Creo que uno de los problemas para la comprensión de este hombre es que siempre se habla de él mezclando todos los aspectos de su dilatada vida y así no hay manera.
Por aclararnos, perdón aclararme, habría que hacer cinco compartimentos: primero Picasso pintor; segundo Picasso como protagonista de su época; Picaso como icono moderno; Picasso como genio y Picasso como hombre.
Que Picasso es un pintor, un buen pintor, creo que no hay nadie que lo pueda discutir. Pero también son muy buenos pintores, tan buenos como él, un gran cantidad de sus coetáneos y algunos de ellos gozan de fama y reconocimiento, pero en absoluto llegan a la casi deidad del que nos ocupa . Por lo que podemos deducir que el hecho de que Picasso fuese un buen pintor fue una condición necesaria, pero no suficiente, para que alcanzase la desorbitada fama de la que gozó y goza. Habrá que buscar pues en otro sitio.
Se habla de su magnetismo. Yo no sé si han escuchado la voz de Picasso, hay muy pocas grabaciones, yo tengo un fragmento de una entrevista para la televisión que le hicieron por los cincuenta, en la que luce un horroroso anillo en el pulgar, en la que responde con vaguedades a las preguntas tópicas del entrevistador en un francés macarrónico. Desde luego que a mí no me parece precisamente un gurú en estas imágenes. Además me parece sospechoso que de una figura de su importancia y longevidad, muere en Abril de 1973, no se conserve prácticamente ninguna entrevista filmada o grabada, no se conservan porque no se hicieron y no se hicieron porque Picasso se negó sistemáticamente a ello. Y creo que se negó porque sabía que en nada le favorecía la distancia corta, tan corta como los medios modernos posibilitaban. ¿Dónde está pues ese magnetismo, esa capacidad para influir en los demás?.
Picasso se rodeo muy pronto de personas que dijesen por él. Estas son Max Jacob. Apollinaire, Cocteau, los hermanos Stein, y muchos otros. La relación con ellos era simbiótica, ellos necesitaban el “niño salvaje” rousseauniano, que Picasso interpretaba a las mil maravillas, entonces su francés era prácticamente incomprensible, y Picasso necesitaba de ellos para amplificar su figura en aquel París enorme e inabarcable, hacía perfectamente de mono pintor y divertía a los Stein cuando lo enfrentaban con el otro artista de la casa; el fino y culto: Matisse. Esto hizo que muy pronto fuese tema de conversación en los cenáculos cultos parisinos, y así, dando que hablar, se fue construyendo su figura, y Kahnweiler, paralelamente, fue vendiendo sus cuadros. Hasta aquí, no deja de ser una carrera de éxito, más o menos normal, también Velázquez entró con enchufe en la corte de Felipe IV, normal para un pintor. ¿Pero para icono del siglo veinte, es esto suficiente?.
Después, vino el cubismo, la primera guerra mundial, Braque y Apollinaire son movilizados y él se va con Manolo Hugué a una casa de campo del sur de Francia. Después da un braguetazo y deja la bohemia del Bateau Lavoir para convertirse en un autentico burgués, que es el modo correcto de vivir, dicho sea de paso. Periodo clásico. Segunda guerra mundial. No se mueve de París, donde es visitado con frecuencia en su estudio de la rue des Grands Agustins por toda la oligarquía nazi. Ernst Junger es el que se ocupa de que no le falte de nada. Después se hace comunista. Y luego se retira a vegetar al sur de Francia hasta que fallece. Yo no termino de ver en esta biografía al hombre que resuma en sí mismo al siglo veinte, ya me perdonarán. En cuanto a lo de genio, no termino de encontrar su descubrimiento fundamental para la especie humana, ni su modo de mirar me ha abierto otros mundos. Como hombre es uno más, con sus miserias y sus virtudes, pero no hay nada que pueda ser reseñado como acto heroico o singular. Es en definitiva la carrera de un pintor como hay miles.
Será que no lo he estudiado lo suficiente.

3 comentarios

Antonio PÉREZ MORTE -

Sin duda una obra sobre Picasso, estructurada de la forma que propones, serviría para forjarnos un retrato mucho más real: Tanto del artista genial, como del ser humano de complejísima personalidad que sin duda fue.

¿Quién será capaz de abordar semejante tarea?
¡Me gustaría conocer pronto la respuesta! ¡Anímate!

Un abrazo!

Anónimo -

En el primer listado olvidé, claro está, a Matisse; en el segundo a Masaccio. (io)

Anónimo -

De todo lo que aquí escribes sólo comparto lo de que el modo burgués de vivir es el correcto. Lo demás, si es sólo una boutade, me parece bien. Ahora, si va en serio... Pero bueno, vamos a ver, ¿cuántos miles de pintores contemporáneos de Picasso conoces tú que siquiera se acerquen a la calidad de su obra?. Se me ocurren Miró, Balthus, Giacometti y Bacon, sin que ninguno de ellos pueda equipararse en importancia al malagueño. En mi opinión, Picasso cambia la historia de la pintura tras las Señoritas de Aviñón, igual que antes lo hicieron Giotto, Caravaggio, Velázquez y Goya.
Resulta impresionante enfrentarse a la obra realizada en sus últimos años,ya anciano, que a mi juicio aún no ha sido valorada en su justa medida (tan sólo he leído en este sentido a Hockney), y que fue expuesta póstumamente en el Palacio de los Papas de Avignon, con una intensidad sólo equiparable a los momentos más memorables del cubismo que construyó junto con Braque. Por cierto, recomiendo la lectura de los diarios de Junger, en especial las semblanzas que dedica a los pintores, entre ellos Picasso.
Otra cosa es, por supuesto, la pacatería laudatoria que mete envitrina hasta el pañuelo en el que se sonó un buen día, pero... al César lo que es del César. (io)