Memoria explicativa
Últimamente ando un poco preocupado por el interés que demuestran entidades e instituciones por la futurología artística. Me explico: recibo un montón de bases de convocatoria de becas, e incluso he sido jurado en alguna ocasión de alguna de ellas, y no deja de sorprenderme una cláusula que incluyen cada vez con más frecuencia.
Esta dice, mas o menos, lo siguiente: El artista deberá redactar una memoria explicativa donde exponga con exactitud el trabajo que pretende realizar durante el disfrute de la beca.
La cosa tiene bemoles, ahora resulta que hay que saber con exactitud lo que se va a hacer en los siguientes dos años y además explicarlo. Ni que decir tiene, que no hacerlo, o hacerlo con vaguedades o en un tono de cachondeo significa el ser descalificado por no presentar todos los documentos requeridos. Me imagino a Picasso contando que pintará a seres famélicos en tonos rosas, luego en azules y después investigará sobre las relaciones entre la geometría y la realidad y que todo esto dará como resultado un cuadro titulado Las señoritas de Avignon. O a Marcel Duchamp relatando que tras pintar el Desnudo bajando las escaleras se propondrá abandonar la pintura retiniana y olfativa para investigar las cualidades plásticas de los objetos por sí mismos.
Por lo menos esta curiosa obsesión por que nos expliquemos ha dado como resultado un nuevo género literario. No se pueden ni imaginar las paráfrasis, los silogismos, las perogrulladas, los oximorones que pueblan la mayoría de los escritos que se redactan con el curioso fin de no levantar sospechas de que te vayas a largar con la pasta, de que eres un buen chico, serio y aplicado. Intentar imaginar lo que vas a hacer, y además con exactitud, es siempre lo más costoso de la documentación requerida sobre todo porque siempre es una estreñida redacción compuesta por una sarta de mentiras creíbles.
Lo que mas mosquea es la falta de confianza. El dinero que se ofrece, siempre exiguo e insuficiente para vivir con dignidad, ya se lo ha ahorrado en impuestos la entidad que lo procura. Y si es la administración siempre es un nimio porcentaje de su presupuesto y justifica el sueldo de unos cuantos funcionarios durante una buena temporada. Es decir: es dinero ya gastado, aun así y todo se curan en salud pidiendo un par de obras del artista agraciado, no vaya a ser que se revalorice. Vamos, que no quieren correr riesgos, precisamente con los que su trabajo consiste en asumir, precisamente, riesgos constantemente.
El trabajo artístico consiste en no mentir ni mentirse, por esto es doblemente grave que se obligue a cientos de artistas o aspirantes a artistas a el penoso trance que nos ocupa.
Lo único que justifica al artista es su obra, si este cree que es necesario explicarla por escrito, pues cosa suya. Pero exigirlo desde el poder que da tener la sartén por el mango me parece, cuanto menos, una falta de respeto.
¡Un poquito de alegría! y si alguien, que ha presentado un trabajo que ha convencido al jurado, decide tocarse la barriga un par de años pues tampoco pasa nada. No intenten fiscalizar lo intangible, cosa, créanme, del todo imposible.
Esta dice, mas o menos, lo siguiente: El artista deberá redactar una memoria explicativa donde exponga con exactitud el trabajo que pretende realizar durante el disfrute de la beca.
La cosa tiene bemoles, ahora resulta que hay que saber con exactitud lo que se va a hacer en los siguientes dos años y además explicarlo. Ni que decir tiene, que no hacerlo, o hacerlo con vaguedades o en un tono de cachondeo significa el ser descalificado por no presentar todos los documentos requeridos. Me imagino a Picasso contando que pintará a seres famélicos en tonos rosas, luego en azules y después investigará sobre las relaciones entre la geometría y la realidad y que todo esto dará como resultado un cuadro titulado Las señoritas de Avignon. O a Marcel Duchamp relatando que tras pintar el Desnudo bajando las escaleras se propondrá abandonar la pintura retiniana y olfativa para investigar las cualidades plásticas de los objetos por sí mismos.
Por lo menos esta curiosa obsesión por que nos expliquemos ha dado como resultado un nuevo género literario. No se pueden ni imaginar las paráfrasis, los silogismos, las perogrulladas, los oximorones que pueblan la mayoría de los escritos que se redactan con el curioso fin de no levantar sospechas de que te vayas a largar con la pasta, de que eres un buen chico, serio y aplicado. Intentar imaginar lo que vas a hacer, y además con exactitud, es siempre lo más costoso de la documentación requerida sobre todo porque siempre es una estreñida redacción compuesta por una sarta de mentiras creíbles.
Lo que mas mosquea es la falta de confianza. El dinero que se ofrece, siempre exiguo e insuficiente para vivir con dignidad, ya se lo ha ahorrado en impuestos la entidad que lo procura. Y si es la administración siempre es un nimio porcentaje de su presupuesto y justifica el sueldo de unos cuantos funcionarios durante una buena temporada. Es decir: es dinero ya gastado, aun así y todo se curan en salud pidiendo un par de obras del artista agraciado, no vaya a ser que se revalorice. Vamos, que no quieren correr riesgos, precisamente con los que su trabajo consiste en asumir, precisamente, riesgos constantemente.
El trabajo artístico consiste en no mentir ni mentirse, por esto es doblemente grave que se obligue a cientos de artistas o aspirantes a artistas a el penoso trance que nos ocupa.
Lo único que justifica al artista es su obra, si este cree que es necesario explicarla por escrito, pues cosa suya. Pero exigirlo desde el poder que da tener la sartén por el mango me parece, cuanto menos, una falta de respeto.
¡Un poquito de alegría! y si alguien, que ha presentado un trabajo que ha convencido al jurado, decide tocarse la barriga un par de años pues tampoco pasa nada. No intenten fiscalizar lo intangible, cosa, créanme, del todo imposible.
9 comentarios
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Anónimo -
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Nicolás -
En lo que respecta a los bancos y cajas, supongo que se lo gastan en lo que quieren y piden a cambio lo que quieran. Ellos también tienen derecho a hacer lo que les dé la gana... como los artistas...
pikulo -
Pilar -
A mí me encanta tu "palabrería" Pepe, sigue hablando.
Anónimo -
Anónimo -
Anónimo -