Funeral
Ayer en la Iglesia de San Atilano de Tarazona estábamos un grupo heterogéneo y heterodoxo tomando unos vinos en vasos de plástico blanco. Hacía mucho frío. La iglesia estaba desnuda, sin altar, sin cuadros, sin bancos. Sólo el púlpito abrazando a una columna la vestía, el púlpito y un olvidado cartel de la última exposición que se celebró, una de Manolo Martelés.
La iglesia de San Atilano es la sede de la fundación Ángel Maturén de Tarazona y el coro y unas dependencias anejas; su estudio. Una iglesia vacía y desacralizada era el marco de un funeral civil que se estaba celebrando tras el otro, el reglamentario, con su caja, sus flores, sus lloros y su iglesia con sagrario. Allí como pasmarotes estábamos los asistentes, mayoritariamente colegas, sin saber muy bien que hacer, sin saber muy bien que decir. Alguien sugirió que había que hacer una foto y el grupo con los vasos blancos en la mano resaltando sobre los oscuros abrigos se alineo bajo el ábside vacío para posar ante el fotógrafo. El fotógrafo se encaramó al púlpito y comenzó a disparar su cámara y a dar órdenes a un tiempo.
-más a la derecha..no tanto.
-Ignacio, ponte en primera fila que no se te ve.
-Pepe, ponte detrás, que me tapas a Lucía.
- Ahora...
Estuvo a punto de decir que sonriéramos, pero se mordió los labios en el último instante. Tras unos minutos terminó el posado y ya nos pudimos ir a tomar algo. En el bar abrí el periódico del día. Allí estaba Ángel, a página completa, en su estudio y con su perro. Debajo de la foto su obituario y rodeándola, un artículo que glosaba su trayectoria vital y artística. Punto final.
La iglesia de San Atilano es la sede de la fundación Ángel Maturén de Tarazona y el coro y unas dependencias anejas; su estudio. Una iglesia vacía y desacralizada era el marco de un funeral civil que se estaba celebrando tras el otro, el reglamentario, con su caja, sus flores, sus lloros y su iglesia con sagrario. Allí como pasmarotes estábamos los asistentes, mayoritariamente colegas, sin saber muy bien que hacer, sin saber muy bien que decir. Alguien sugirió que había que hacer una foto y el grupo con los vasos blancos en la mano resaltando sobre los oscuros abrigos se alineo bajo el ábside vacío para posar ante el fotógrafo. El fotógrafo se encaramó al púlpito y comenzó a disparar su cámara y a dar órdenes a un tiempo.
-más a la derecha..no tanto.
-Ignacio, ponte en primera fila que no se te ve.
-Pepe, ponte detrás, que me tapas a Lucía.
- Ahora...
Estuvo a punto de decir que sonriéramos, pero se mordió los labios en el último instante. Tras unos minutos terminó el posado y ya nos pudimos ir a tomar algo. En el bar abrí el periódico del día. Allí estaba Ángel, a página completa, en su estudio y con su perro. Debajo de la foto su obituario y rodeándola, un artículo que glosaba su trayectoria vital y artística. Punto final.
6 comentarios
Mar -
El,siempre se pilla a los buenos y nos deja naufragando, sin nuestra gente.Acaparar nuetra mente sin que se nos pase ni un dia,con ese recuerdo de quien fue y es un hombre que deja huella.
adriana -
Hoy hace un mes que "murió" Angelito..... sigo sin entenderlo.
mooses -
Rosa -
angélica -
bufagateras -