Tribaldos
Fin de semana en Tribaldos, provincia de Cuenca, noventa kilómetros de Madrid por autovía. Javier Baldeón se ha comprado una casa señorial, y por supuesto en ruinas, allí. Entretenimiento para los próximos tres años con la cosa del bricolaje. Javier, como hacen todos los que están en su trance, ha comenzado por demoler los pocos tabiques que estaban en buen estado. Ahora reina sobre quinientos metros construidos, todos repletos de cascotes, sacos de yeso y herramientas de todo tipo. En una de las habitaciones ha puesto una estufa de leña y en la adyacente un colchón en el suelo, y allí, a pie de obra, vive feliz. Por si no lo habían deducido todavía Javier es un artista.
Conozco a decenas que han hecho lo mismo. Los artistas, los de verdad, son eminentemente constructores. Al principio de sueños, después, ya de mayores, del sueño recurrente de todo nómada: de su casa; de su propia casa. En eso anda Javier, por eso está feliz.
Conozco a decenas que han hecho lo mismo. Los artistas, los de verdad, son eminentemente constructores. Al principio de sueños, después, ya de mayores, del sueño recurrente de todo nómada: de su casa; de su propia casa. En eso anda Javier, por eso está feliz.
2 comentarios
almale -
Un caballete, un trípode, una caja del corte ingles, más cajas pero esta vez son de herramientas, sacos de yeso y dos bombonas de butano. Dos bombonas de butano, (fuera de contexto), ¿Por qué esa sensación?. Podría ser por el texto: En una de las habitaciones ha puesto una estufa de leña...
Todavía sigo hipnotizado con la bombona de butano.
Susana -