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De la geometria y la pintura

De la geometria y la pintura Hay una extraña exactitud en lo difuso, en lo fantasmagórico, que excede, con mucho a la exactitud del límite geométrico. Para medir, para limitar, necesitamos imperiosamente traducir a geometría la realidad, el mundo. Así, exactamente triangulando, se han calculado las medidas de todo lo mesurable. Pero hay cosas que escapan a la medida, a la exactitud. Una de estas cosas es la pintura, la buena pintura se entiende. Pintar, especialmente si se hace al óleo, es como navegar borracho en un mar de grasa. La cosa, el objeto, que se quiera figurar, ya sea visto soñado o imaginado, aparece y desaparece en el lienzo decenas de veces y justo cuando lo quieres “delimitar” se vuelve a escapar. Ocurre un poco como cuando quieres recordar con exactitud un sueño, cuanto más lo intentas más se desvanece. Por esto cuando se pinta de verdad la mano va muy por delante de la cabeza. La premeditación y la reflexión, son enemigas de la pintura y de la vida en general. La prudencia si no forma parte del arrojo no es exactamente una virtud.
Vivimos en una época donde los avatares deben predecirse tanto individual como colectivamente. Es la época de los planes de pensiones, de la seguridad social, del confort previsto y predecible elevado a la categoría de derecho. Y todo esto está muy bien. Pero de la piel para dentro hay algo que nos dice que vivir no es exactamente tenerlo todo previsto. Esto hace que las enfermedades del alma sean una plaga en el primer mundo.
Volviendo a la pintura ocurre un poco lo mismo. Cada vez se ven mas, o por lo menos veo yo, cuadros de pintores que no quieren correr riesgos. Que hacen un trabajo correcto, reconocible y previsible. Generalmente les suele ir razonablemente bien, y es lógico ya que al aparato al que sirven, lo que se viene llamando últimamente el mundo del arte, en el fondo, tampoco le gusta correr riesgos innecesarios.
Hablo, intencionadamente sólo de pintura y pintores, que ahora mismo es un subgrupo de lo que se denomina genéricamente artistas plásticos, pero esto mismo que digo se puede perfectamente aplicar a artistas que usan otros modos de expresión. ¡Vamos! Que en este oficio tienen éxito los genios y los organizados.
Hay una serie de libros que a mí me han hecho siempre mucha gracia. Son los que tratan de un modo genérico de lo que llaman “Composición Artística”. En estos es frecuente encontrar ilustraciones en las que se intenta reducir a geometría cualquier imagen u objeto que se considere arte de un modo consensuado: esculturas clásicas, cuadros de Rubens, Rembrandt o Velázquez suelen ser frecuentes victimas de la triangulación que pretende explicar su estructura interna. Y lo más gracioso es que intentan encontrar una regla general aplicable a toda obra de arte. Reproduzco arriba uno de estos intentos. Sin comentarios.

2 comentarios

Javier Burbano -

El globo terráqueo comprende todas las cosas que podemos ver e incluso medir, pero un cuadro puede despertar emociones difícilmente mensurables con triángulos. Pintor: pinta, pero no dejes de escribir

Anónimo -

ESCRIBIÓ PÍO BAROJA: NO CONOZCO A NINGÚN ESCRITOR QUE TENGA UNA BIBLIOTECA ORDENADA Y AL QUE NO LE VAYAN BIEN LAS COSAS. ¡EL ORDEN!