Especialistas
Hay un nuevo tipo de censura tardodemocrática que es la que ejercen los especialistas.
Los especialistas de cada disciplina rara vez son los que más saben de la misma. Son los que han escalado, generalmente en la administración, y desde su puesto impiden que cualquier tipo de nuevo modo de ver las cosas prospere. Son cada vez más numerosos y su mudo y sordo poder nos estrangula a todos. Un neoespecialista viene definido por la capacidad de impedir que las cosas prosperen. Son vitales para nuestros eventuales y novatos gobernantes, que se alimentan y fundamentan sus decisiones en informes redactados por estos personajes.
Los que nos dedicamos a hacer nos encontramos con ellos constantemente. Son los que legitiman, los que adjudican, los que reparten, los que impiden...Son el verdadero epicentro del poder. Pero nadie les legitima a ellos, no se presentan a las elecciones, no dan jamás la cara, a lo sumo aprobaron una oposición (como centenares de miles de españoles) hace veinte años. Da igual quien gane las elecciones, saben que al día siguiente del plebiscito alguien les llamará para que ejerzan su santa labor de asesorar.
Son invulnerables porque jamás ellos tomaran la decisión, ellos sólo susurran al oído del aterrado e ignorante piloto el rumbo a seguir, hasta que de este modo se hacen tan imprescindibles como el perro lazarillo para el ciego.
Los especialistas de cada disciplina rara vez son los que más saben de la misma. Son los que han escalado, generalmente en la administración, y desde su puesto impiden que cualquier tipo de nuevo modo de ver las cosas prospere. Son cada vez más numerosos y su mudo y sordo poder nos estrangula a todos. Un neoespecialista viene definido por la capacidad de impedir que las cosas prosperen. Son vitales para nuestros eventuales y novatos gobernantes, que se alimentan y fundamentan sus decisiones en informes redactados por estos personajes.
Los que nos dedicamos a hacer nos encontramos con ellos constantemente. Son los que legitiman, los que adjudican, los que reparten, los que impiden...Son el verdadero epicentro del poder. Pero nadie les legitima a ellos, no se presentan a las elecciones, no dan jamás la cara, a lo sumo aprobaron una oposición (como centenares de miles de españoles) hace veinte años. Da igual quien gane las elecciones, saben que al día siguiente del plebiscito alguien les llamará para que ejerzan su santa labor de asesorar.
Son invulnerables porque jamás ellos tomaran la decisión, ellos sólo susurran al oído del aterrado e ignorante piloto el rumbo a seguir, hasta que de este modo se hacen tan imprescindibles como el perro lazarillo para el ciego.
2 comentarios
Pepe Cerdá -
Ahora bien, eso más que para un artículo dá para una tésis doctoral. Aunque no sé muy bien quiemn la podria dirigir...
Anónimo -