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Nueva York

Nueva York Para pensar utilizamos máximas o proverbios ( o imágenes, más o menos abstractas); sin embargo, cuamdo soñamos, lo hacemos por medio de situaciones en las que todo está articulado, los personajes, el decorado, la trama. En los sueños las cosas “ocurren”, al contrario que en las reflexiones, que se “especula” desde la consciencia la posibilidad de hacerlas ocurrir, de hacerlas comprensibles. Vamos, que son más ciertos nuestros fantasmas que nuestras hipótesis.
Desde este punto de vista, gracias a la industria cinematográfica americana, Estados Unidos en general y Nueva York en particular, ha sido recurrentemente soñado por toda la humanidad sometida a lo audiovisual, es decir Nueva York ya nos ha “ocurrido”, ya hemos “estado” centenares de veces paseando por allí, porque lo hemos vivido, digerido, en miles de películas, reportajes, teleseries, vidoclips...
A París, que le puede ocurrir un poco lo mismo, pero en mucha menor medida, lo hemos visto más en imágenes fijas: en pinturas, en fotos, en grabados, como fondo de novelas, como sujeto de poemas, como ideario de generaciones enteras...Pero siempre desde la consciencia, desde la clara percepción que eso eran figuraciones de algo que existía realmente en otro lugar, como se miran las fotos de los álbumes de familia, sabedores de que aquello ocurrió pero ya no ocurre.
Por esto; a París se va, y a Nueva York se regresa. Al sobreimpresionar el Nueva York vivido “realmente” en sueños, y el que paseas fatigosamente con el billete de vuelta en el bolsillo, la decepción está asegurada. Nada es como era: Times Square es una plaza canija y bastante ordinaria, canija es también la estatua de la libertad, cutre el barco que te lleva allí, humillante el registro previo, vergonzante la isla de Ellis ,en la que se seleccionaba como al ganado a los inmigrantes que dejaban entrar en estados Unidos hasta hace cuatro días, Cutre es el Empire State. Hortera el Rockefeller Center y así podríamos seguir hasta cansarnos. Es la misma impresión que cuando se es invitado a un plató de televisión. Lo primero que llama la atención es la cutrez de los materiales empleados para los decorados y la baja calidad de los muebles. Y es que da igual como sean, lo importante es lo que queda reflejado en la cámara.
Eso creo que le pasa a Nueva York, que está pensado para dar bien en cámara y si se va allí ha de entenderse que se va en calidad de figurante.
Mañana más.

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