La casa vivida
Han tirado la casa vivida de mi niñez.
Ahora la virgen que mi padre talló en la pared del recibidor está a la vista de todo el mundo encaramada en el descarnado muro que hace de medianil con la casa de al lado. Es lo único reconocible, el resto ya no existe, dentro de muy poco, quizás mañana, también desaparecerá la hornacina; y ya sólo en mi recuerdo vivirá la casa vivida.
Ahora la virgen que mi padre talló en la pared del recibidor está a la vista de todo el mundo encaramada en el descarnado muro que hace de medianil con la casa de al lado. Es lo único reconocible, el resto ya no existe, dentro de muy poco, quizás mañana, también desaparecerá la hornacina; y ya sólo en mi recuerdo vivirá la casa vivida.
3 comentarios
Miguel -
Por cierto, aprovecho el espacio para decirte que no he asistido a una misa del gallo desde niño y siempre la asocio a frío y aburrimiento. Pero hubiera pagado por ver la escena del abrazo:¡avisa otro año, puñetero!
Anónimo -
anónimo -
Escribe y no calles, Pepe.