De la vuelta a casa por Navidad.
Algo ha fallado. Antes era yo el que venía del extranjero a casa por navidad y llamaba a los amigos y alguno me preguntaba alguna bobada memorable como:
-¿Qué se está discutiendo en París?.
En honor a la verdad el bobo que me preguntó esto no era muy amigo mío, en realidad no era nada amigo, sólo era un colega de otra generación y aún es muy, pero que muy, bobo. Hasta aquí puedo leer, que me embalo y doy nombres...
A lo que voy es que he pasado de ser el gualdrapas de la familia, el bohemio, el discolo; a ser el eje familiar. Y yo soy el que prepara la cena de nochebuena, y es a mí al que llaman hoy los del extranjero y me cuentan el momento Berlinés, o Neoyorquino, o Parisino; y me narran (mejor dicho se narran a sí mismos) lo bien que va su carrera, que han conocido a tal o cual, comisario que les va a incluir en no sé qué colectiva. Van vestidos con ropa que han comprado en las tiendas de segunda mano de las ciudades que habitan y desdeñan la provincia y vienen por sus padres que les hace ilusión. Yo sé que viven en pisos de mierda y que su carrera va de culo y que al comisario que les va a incluir en una colectiva sólo lo vieron de lejos en una inauguración en la que se colaron. Pero no lo digo porque me da igual y en un par de años están de vuelta empujando un carro de compra por el Carrefour con señora preñada, puesto de trabajo en instituto e hipoteca. Que ya son muchos años de recibir a protogenios...
Recuerdo cuándo yo vine la primera navidad del extranjero. Compré un estupendo vino de Burdeos que me costó un huevo y lo aporté a la cena de nochebuena que aún preparaba mi madre en su casa. Estaba invitado mi tío Elías, casado con la hermana de mi madre, que se embaulaba unos litros de vino a diario desde siempre y que era albañil y mas bruto que un arao. Puse las botellas de mi carísimo vino de Burdeos en la mesa a lo que mi tío dijo.
-Voy a gustalo, sólo por hacerte aprecio.
Dijo mientras peleaba con el capuchón metálico de la botella. Al descubrir que llevaba corcho me explicó.
-A los vinos cuándo les ponen corcho ya no valen pa tomar pol culo. Que pareces tonto.
A él, gran conocedor por la desmesurada ingesta que le avalaba, le gustaban los vinos a granel o si estaban embotellaos los de tapón de plástico tipo: Arvin, o Monteviejo. Se sirvió un vaso palmero se lo bebió de un trago y exclamó
-Ya te lo decía yo: flojo.
Nunca dos botellas de Chateu Margeaux habían merecido una crítica tan breve. Se trapiñó las dos botellas en un plis plas : y sacó orgulloso la garrafa que había traído él.
-Gusta este, gusta. Que vas a ver lo que es bueno. Si es que salís al extranjero y os agilipollais ...
Y no le faltaba razón.
9 comentarios
Gatopardo al Sr o Sra. Pepe Cerdá -
Gracias por recibirme.
Saludos no epicenos
Pepe Cerdá -
Lo primero saludarle muy atentamente; lo segundo agradecerle su ofrecimiento para echarme una mano en esto de la plantilla de blogia, que me acuerdo pero que no me ocupo; y lo tercero gracias por recordarme el autor de la frase de lo del halago y el paladeo. Que sabía que lo había leído u oído por ahí pero no sabía quién era el autor.
Reitero mis saludos y gracias por visitarme.
Pepe Cerdá
Gatopardo -
Por cierto, muy bien traída la frase de don Pedro Saín Rodríguez sobre el halago.
Besos cosmopolitas para el fin de año(griego, francés, etc)
Fernando Alvira -
Jose Chamorro -
Pepe Cerdá -
Personalmente prefiero que se me insulte a que se me halague.
El insulto tonifica y el halago agilipolla ya que aunque no te tragues la lisonja como mínimo la paladeas y por ahí entra la estupidez.
Además Sr Nosequién ni me creo sus insultos ni sus Halagos.
Ya disculpará.
Pepe Cerdá
Usted no sabe con quien está hablando -
Es más te considero uno de los tipos más inteligentes de Aragón.
Pepe Cerdá -
Suyo.
Pepe Cerda.
Bobo.
Usted no sabe con quien está hablando. -