Blogia
pepe-cerda

Soy tonto.

Soy tonto.

Está claro, esa es la única explicación para mi vacía charlatanería, sin objeto ni intención  y que lejos de favorecerme me perjudica claramente. Cuando miro a mi alrededor veo que los demás suelen estar callados y expectantes a que algo que les pueda favorecer ocurra o a que puedan influir para que ocurra. Sólo entonces comenzarán a decir o a actuar. Pelotearan obscenamente al poderoso, cómo si los otros no estuviésemos presentes, o harán ostentación de sus opiniones absolutamente subordinadas a sus intereses o a lo que su interlocutor quiere oír para congraciarse con él. Yo suelo hacer lo contrario, supongo que por estética, o por no haber matado a mi padre a tiempo o porque soy tonto.

Lo soy porqué no me lo pregunto cada mañana y actúo como si no lo fuera que como no sé que lo soy, lo soy todo el rato.

1 comentario

Javier -

Tú tienes la virtud de saber contar las cosas con gracia y con conocimiento de causa. No te considero tonto en absoluto. Te esfuerzas en formarte un criterio bastante escéptico, pero con un razonamiento muy sensato y cultivado. Los demás solemos estar callados ante tu elocuencia, y los más aprovechados esperarán el momento para soltar el zarpazo y llevarse su ración interesada, pero yo no veo que tu charla sea por interés. Al final a esas personas interesadas se las ve venir y la gente empieza a darles de lado. Creo que tu concepto de la amistad está por encima de tus propios intereses porque la valoras especialmente, y eso es digno de elogio. Los tontos son los que sólo le dan valor al dinero. Sigue siendo como eres.