No consigo prestarle atención.
Soy incapaz de prestarle atención.
Su voz me suena como la de los escolares cantando la tabla de multiplicar,
como la máquina de coser a pedal de mi madre, como el átono canto del cura en la misa, como los partidos de fútbol oídos por la radio con la angustia de los deberes sin hacer el domingo por la tarde.
No puedo prestarle atención, y mira que lo intento. Le oigo, pero no consigo saber de qué me habla. Sólo le veo gesticular, mover los labios, como en las películas de cine mudo. Disimulo, pongo cara de interés, hago como que le escucho...
Pero no; no consigo prestarle atención.
Hoy como cada día lo volveré a ver, y como cada día me contará no sé qué y yo le atenderé sin enterarme, como cada día...
2 comentarios
alicia -
Teresa -