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pepe-cerda

Acuses de recibo

Me van llegando algunas notas que acusan el recibo de mi libro: Pintor, pinta y calla (libro que refleja, más o menos, lo escrito en este blog). Casi todas son de escritores de los que me gustan, de los que escriben  de un modo ameno y sin pedanteria. Todas son muy cariñosas y elogiosas (supongo que a los que les parece un bodrio no se van a tomar la molestia de decírmelo por escrito) y en todas hay alguna alusión al hecho de que les parece sorprendente que un pintor se dedique a reflexionar sobre cuestiones que no le atañen directamente.

Supongo que comprenderían  que un pintor escribiera sobre sí mismo, o sobre su obra, o de cómo se siente de la “piel pa dentro”, o que contase su vida de un modo surrealistoide, o que intentase establecer un nuevo manifiesto artístico para demostrar su originalidad y genialidad.

Pero lo que parece ser no esperaban es que en el libro se hable del mundo, o por lo menos de cómo se ve el mundo desde el sitio desde el que yo lo miro.

Parece ser que a un auténtico artista nada más que él mismo y su arte debe importarle. Que no ha de tener ni un instante libre, que ha de dedicar sus energías a su obra y a la promoción de sí mismo. Y tienen razón así son la mayoría de los libros escritos por artistas que yo tengo. Suelen ser memorias, en las que aprovechan para ajustar cuentas con unos y con otros; o pajas mentales sobre lo que debe ser el arte (que suele coincidir con lo que ellos hacen); o escritos poéticos de taller o (en el mejor de los casos) recetarios de técnicas artísticas.

 Pero hay uno que se desmarca de todos los libros que escritos por pintores tengo en mi biblioteca, y es este: “La España negra” de Don José Gutiérrez Solana. Es un libro sensacional, único, en el que cuenta lo que ve en algunos viajes que realiza por este país hace un siglo. Memorable su descripción de Calatayud. Y es que un pintor, y más Solana, a lo que está acostumbrado es a mirar, y a intentar traducir esa mirada a pintura o dibujo. Para lo cual es imprescindible ver su armazón invisible, la estructura de la realidad. Una vez visto este esqueleto es posible mudarlo a palabras. Eso es lo que hace Solana que escribe como si tallase con un hacha. Eficaz, directo y crudo. Y por supuesto no escribe ni un párrafo sobre sí mismo.

Yo he procurado hacer lo propio. No escribo sobre mí por pudor, por elegancia, porque me desconozco y porque me importo un bledo. Por esto no sé, ni sabré lo que es la poesía.

2 comentarios

Teresa -

Pues yo creo que escribir sobre tu forma de ver el mundo, es al fin y al cabo escribir sobre ti, o al menos una faceta de ti... es que si no tuvieramos relación con el exterior poco podriamos decir de nosotros mismos... bueno, me parece que ha quedao un poco lioso, pero espero que se entienda...

besicos

m ; ) -

hola, me pide Javer Torres tu email y no lo encuentro, dámelo porfavorito
besos
y mete algo, que tienes a los fans ahítos (o como se diga)