Camisa de once varas
Yo no soy un escritor, soy un pintor que como no se aclara tiene la necesidad de intentar explicarse a sí mismo el mundo por escrito.
Escribo, mejor dicho; me escribo a mí, como terapia, como herramienta de trabajo.
La cosa de escribirme surgió de la necesidad de recordar en el taller aquello que sentía en los museos delante de los mejores cuadros. El gozo de sentir la pintura lo experimento, casi siempre, viendo los cuadros de otros. En los museos, a menudo, lo veo todo claro, sé qué es lo que debo hacer, pero cuando llego al taller todo se me olvida. Es tan intenso el pánico que siento al principio de la jornada ante intentar hacer lo que no sé ni como, ni qué...; que casi me paraliza.
Para exorcizar a este parálisis matutino lo que suelo hacer es leer lo que tengo escrito en cualquiera de los numerosos cuadernos en los que he venido anotando lo que sentía y debía de hacer, cuando lo veía todo claro; es decir cuando viendo la pintura de otros se me despierta el deseo de pintar..
Así puedo recordar lo que quise hacer mientras veía la sala de Rubens del museo de Bruselas, o el retrato de Inocencio X en Roma, o a Goya en el Prado, o a cualesquiera pintor que me nutra y me devuelva la fe en el oficio. Lo que nunca supuse es que el contenido de estas libretas pudiese interesarle a alguien.
Un día de hace dos años Felix, mi amigo Felix Romeo, sabedor de este vicio mío de explicarme por escrito, me abrió este blog, y desde entonces parte del contenido de las libretas y otras muchas cosas que se me han ido pasando por la cabeza, han sido colgadas en la red. He recibido centenares de comentarios a los escritos, muchos de ellos los he contestado estableciendo debates con desconocidos que han sido muy ilustrativos para mí. Pero no ha dejado de ser un juego banal, como los perros ladran en la noche, a todos y a nadie en particular.
Pero hoy resulta que acabo de corregir las pruebas de un libro que recoge una gran parte de estos dos años de blog. Un libro escrito en principio por mí, pero sin intención de hacerlo, y que sin embargo se debe estar imprimiendo ahora y se presentará a final de mes. Un libro que tendrá corporeidad, que pesará y que podrá leerse en una hamaca. No como esto que no son más que fotones rebotando en una pantalla.
He de confesarles que me siento muy inquieto ante esto del libro, pero me parece que ya no hay remedio.
5 comentarios
César Pasadas -
Un abrazo.
fernando -
Miguel Horno -
Gatopardo -
Así es que te agradezco el soponcio que pasarás como autor editado, las inseguridades que tendrás cuando ya lo tengas físicamente en la mano. A mí me ha sido imposible ir más allá de mirar mi libro de relatos por fuera y admirar el diseño de la portada. Me da pánico releerme siempre, pero ahora ya es que soy totalmente incapaz.
Por si te sirve de algo, como crítica literaria soy muy borde, muy poco piadosa, y tu obra literaria me entusiasma.
Objetivamente.
Un abrazo.
Anónimo -