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Cosmopolitas

Cosmopolitas

  

Recuerdo como admiraba en mi juventud a un muchacho algo mayor que yo que había pasado el verano entre Londres y Amsterdam. Volvió cargado de discos y libros. Trajo algo de hachis y fumábamos nuestros primeros porros escuchando embobados las descripciones de un mundo extraño y fantástico. Era alguien especial ya nunca más volvió a ser el de antes de irse. Vistió a partir de entonces a la manera Londinense y todas las chicas querían estar con él, y nosotros lo veíamos lógico, era el héroe recién llegado.

 

Ahora resulta que todo el mundo está viajado. Mis sobrinos han estado ya en medio mundo y cogen aviones y cruzan el Atlántico con la misma naturalidad con que yo cogía los autobuses de la Oscense para ir a Huesca a ver a mis abuelos.

 

Y claro, así no hay manera de tirase el pegote de venir de vuelta y de haber estado por lo largo y ancho de este mundo (como decía el Capitan Tan. Los menores de cuarenta y tantos que no saben quien es, que se fastidien por jóvenes).

 

Resulta que antes te tirabas un par de meses en el “extranjero”, como se decía, genéricamente, entonces, y volvías con el marchamo suficiente para tirar toda una vida de hombre cosmopolita. Tápies, sin ir más lejos, se fue con una beca de tres meses a París, visitó a Picasso, se hizo una foto, y comprendió, y digirió, todo lo que el mundo del arte de entonces era susceptible de ser comprendido y digerido, volvió a practicarlo a Barcelona y hasta hoy. Era el año cincuenta de la España recién franquista de la que no salía nadie, y se comprende.

 

Pero hoy, ya has podido aventurarte en ir al sitio mas recóndito, que el funcionario con el que tomas café ya ha estado con unos “moscosos” que le quedaban y con los puntos de la Travel. Y así no hay manera de volver y contar nada. ¡Si hasta en la cima del Everest se hace cola!, como contaba en una cena hace unos años un buen amigo montañero, ya fallecido, ante la incredulidad de los presentes. Y es que no puede ser, todos no podemos ser Marco Polo.

 

 Hay que organizarse: los unos a ser “paletos” y los otros, muchos menos, a ser “enteraos”, que si no la cosa no funciona. Como los herbívoros y los carnívoros en el reino animal, quinientas gacelas por león, que si no la cosa  del equilibrio ecológico se va al garete.

 

Qué hubieran contado hoy: Gil de Biedma de las Filipinas, o Gómez Carrillo del Cairo, o Chaves Nogales de Moscú, o Pla de Roma, o Camba de Berlín, si todo el mundo ha estado ya, y los que no las visitan con el Google Earth desde casa.

  

2 comentarios

Calamochina -

Tienes mucha razón. Mi madre por ejemplo el otro día mientras comiamos lo comentaba también. Mi prima, tiene 14 años, hará 15 el año que viene, ha estado este verano en el circulo polar ártico. Contaba que le mandaba un mensaje a mi tía, y que había esperado a cruzarlo... mi madre, mientras se comía el ternasco, que yo había comprado, en esta tierras calamochinas, decía: "ese sería el viaje de mi vida..."

Anonimo -

La gente viaja a muchos sitios,pero lo vivido y la visión de las cosas por las que pasan no son las mismas. Hay quien viaja y va de turista y no se entera de nada.