Cumpleaños
Ayer fue mi cumpleaños. Curenta y cuatro. Cuatro...cuatro. Cómo los todo terreno, con sobrepeso y más lentos que los turismos, pero con más agarre.
Lo malo de la madurez, como ha dicho Luis Pita en su blog maniasmias, es que nos pilla demasiado jóvenes. Yo añadiría, que es aún peor, que nos pilla inexpertos, al tiempo que nos creemos lo contrario, a nosotros nos la van a pegar, con lo que llevamos andao. Y nos las meten por la escuadra una detrás de otra, como no puede ser de otra manera. Y es que eso de la experiencia, o mejor dicho el escarmiento, no sirve para nada. Cuando la experiencia que nos hace en teoría doctos ocurrió, nos ocurrió precisamente por el arrojo, y la fe en el futuro de todos los jóvenes sanos. Y es que eso de vivir consiste precisamente en errar.
Ahora que somos precavidos, gracias a nuestros errores, nos sigue pasando de todo y metemos la pata con más ahínco que antes. Lo que ocurre es que hemos aprendido a ocultar, o responsabilizar de nuestros errores a otros y a apuntarnos a nosotros nuestros tímidos éxitos.
Intentar mantener intacta la capacidad de errar sería una de las tareas más importantes de la vida. El problema es que la estructura suele castigar terriblemente a los que se niegan a madurar y es mejor no hacer ostentación de ser lo que se es: un mono bronquítico, desnudo y aterrado. Y se te obliga a aparentar lo contrario: sabiduría, fe en uno y seguridad en tus actos y afirmaciones.
Lo malo de la madurez, como ha dicho Luis Pita en su blog maniasmias, es que nos pilla demasiado jóvenes. Yo añadiría, que es aún peor, que nos pilla inexpertos, al tiempo que nos creemos lo contrario, a nosotros nos la van a pegar, con lo que llevamos andao. Y nos las meten por la escuadra una detrás de otra, como no puede ser de otra manera. Y es que eso de la experiencia, o mejor dicho el escarmiento, no sirve para nada. Cuando la experiencia que nos hace en teoría doctos ocurrió, nos ocurrió precisamente por el arrojo, y la fe en el futuro de todos los jóvenes sanos. Y es que eso de vivir consiste precisamente en errar.
Ahora que somos precavidos, gracias a nuestros errores, nos sigue pasando de todo y metemos la pata con más ahínco que antes. Lo que ocurre es que hemos aprendido a ocultar, o responsabilizar de nuestros errores a otros y a apuntarnos a nosotros nuestros tímidos éxitos.
Intentar mantener intacta la capacidad de errar sería una de las tareas más importantes de la vida. El problema es que la estructura suele castigar terriblemente a los que se niegan a madurar y es mejor no hacer ostentación de ser lo que se es: un mono bronquítico, desnudo y aterrado. Y se te obliga a aparentar lo contrario: sabiduría, fe en uno y seguridad en tus actos y afirmaciones.
12 comentarios
Magda -
Un abrazo.
junior -
alicia garcia -
mon -
maníasmías -
44... chaval! quién los pillara (y con ganas de pintar, como tú)
no celebro nunca mis cumpleaños por lo tanto no te voy a festejar el tuyo, es un hito, sí, pero para mí de descuento, no de suma.
¿cuanto son 2+2?: 44
un abrazo
*
Gatopardo -
Javier -
vicente -
MH -
A.C. -
Que cumplas algunos más y que yo y tus seguidores te vean. Me llamas ayer, era tu día y no dices ni una palabra. En fin
antígonos -
Felicidades!!!!
Teresa -
un beso