Arte y realidad
Reproduzco la noticia tal y como ha salido en la prensa:
Botero pinta 50 cuadros con el tema de las torturas en Abu Ghraib.
La serie Abu Ghraib incluye dos enormes trípticos, tres cuadros de gran formato y varias decenas de dibujos de menor tamaño, todos ellos inspirados en las terribles imágenes publicadas sobre las torturas, los comportamientos sádicos y los tratos humillantes infringidos a los prisioneros iraquíes por los militares de los Estados Unidos. Varias de ellas aparecen reproducidas en la revista colombiana Diners. Personas empaladas, posturas humillantes e infames, cuerpos ensangrentados, mujeres y hombres acosados por perros, apaleamientos, aparecen en las telas del artista colombiano.
Botero, que afirma haber leído todo lo que ha encontrado sobre este tema, y que la información le produjo un choque total, añade que tal impresión fue acentuada porque Estados Unidos es un modelo de compasión.
Los hechos que acontecieron en las celdas iraquíes fueron graves, muy graves. Y más aún porque ignoran por completo lo señalado para prisioneros de guerra en la Convención de Ginebra.
Botero anunció que la serie Abu Ghraib será expuesta por primera vez en Roma a partir del próximo 16 de junio, en el Palacio Venecia, y que después serán presentadas en Alemania.
El pintor afirmó que su preocupación por las brutalidades de Abu Ghraib no se ha agotado con la serie de 50 cuadros. Indicó también que la colección debería exponerse en estados Unidos, el país más afectado por los hechos.
Las piezas están tituladas simplemente Abú Graib y numeradas del 1 al 50.
Yo sólo veo un problema, y es que la música también hace la letra, me explico: del mismo modo que no se puede cantar el Réquiem de Mozart por soleares, ni hacer pasos de semana santa con las figuras de Yadró, ni componer el dos de mayo con los pitufos, no se puede contar lo que pasó en Abú Graib con el estilo de Botero. Porque Botero, antes que un pintor es un estilo, un estilo reconocible hasta por las señoras del barrio de Salamanca, que ya es reconocer.
El arte y la realidad son sólo la misma cosa cuando el arte es verdadero arte. Nada hay más verdadero que el bisonte de Altamira. Otra cosa es, la habilidad que han tenido algunos modistos, y algunos pintores, para hacer reconocibles, de un modo general, dos cosas muy importantes para alguien que quiera distinguirse por sus posesiones, que son: la autoría y el precio de lo que hacen ostentación de poseer.
Es evidente que a Botero le ha preocupado esto y lo ha conseguido. Cosa nada fácil y yo no le quiero quitar ni un ápice de mérito. Ahora, con esto ya conseguido, quiere pasar a la historia como los más grandes, comprometiéndose con una causa terrible y denunciable, que es cosa encomiable. Usar su figura y poder mediático para denunciar esos hechos le honra. Es algo que tiene su valor. Lo que yo le reprocho es que no haya tenido el valor, o la pericia, de desinflar sus personajes, para que el icono del asunto que el quiere denunciar no lo encuentre mono la señora que consume los ositos de Tous.
Botero pinta 50 cuadros con el tema de las torturas en Abu Ghraib.
La serie Abu Ghraib incluye dos enormes trípticos, tres cuadros de gran formato y varias decenas de dibujos de menor tamaño, todos ellos inspirados en las terribles imágenes publicadas sobre las torturas, los comportamientos sádicos y los tratos humillantes infringidos a los prisioneros iraquíes por los militares de los Estados Unidos. Varias de ellas aparecen reproducidas en la revista colombiana Diners. Personas empaladas, posturas humillantes e infames, cuerpos ensangrentados, mujeres y hombres acosados por perros, apaleamientos, aparecen en las telas del artista colombiano.
Botero, que afirma haber leído todo lo que ha encontrado sobre este tema, y que la información le produjo un choque total, añade que tal impresión fue acentuada porque Estados Unidos es un modelo de compasión.
Los hechos que acontecieron en las celdas iraquíes fueron graves, muy graves. Y más aún porque ignoran por completo lo señalado para prisioneros de guerra en la Convención de Ginebra.
Botero anunció que la serie Abu Ghraib será expuesta por primera vez en Roma a partir del próximo 16 de junio, en el Palacio Venecia, y que después serán presentadas en Alemania.
El pintor afirmó que su preocupación por las brutalidades de Abu Ghraib no se ha agotado con la serie de 50 cuadros. Indicó también que la colección debería exponerse en estados Unidos, el país más afectado por los hechos.
Las piezas están tituladas simplemente Abú Graib y numeradas del 1 al 50.
Yo sólo veo un problema, y es que la música también hace la letra, me explico: del mismo modo que no se puede cantar el Réquiem de Mozart por soleares, ni hacer pasos de semana santa con las figuras de Yadró, ni componer el dos de mayo con los pitufos, no se puede contar lo que pasó en Abú Graib con el estilo de Botero. Porque Botero, antes que un pintor es un estilo, un estilo reconocible hasta por las señoras del barrio de Salamanca, que ya es reconocer.
El arte y la realidad son sólo la misma cosa cuando el arte es verdadero arte. Nada hay más verdadero que el bisonte de Altamira. Otra cosa es, la habilidad que han tenido algunos modistos, y algunos pintores, para hacer reconocibles, de un modo general, dos cosas muy importantes para alguien que quiera distinguirse por sus posesiones, que son: la autoría y el precio de lo que hacen ostentación de poseer.
Es evidente que a Botero le ha preocupado esto y lo ha conseguido. Cosa nada fácil y yo no le quiero quitar ni un ápice de mérito. Ahora, con esto ya conseguido, quiere pasar a la historia como los más grandes, comprometiéndose con una causa terrible y denunciable, que es cosa encomiable. Usar su figura y poder mediático para denunciar esos hechos le honra. Es algo que tiene su valor. Lo que yo le reprocho es que no haya tenido el valor, o la pericia, de desinflar sus personajes, para que el icono del asunto que el quiere denunciar no lo encuentre mono la señora que consume los ositos de Tous.
11 comentarios
Gato Negro -
¿Qué se siente al ver reproducido ahí un paisaje suyo? Saludos y enhorabuena.
Cuento las horas y minutos para que llegue el día en que sepamos quién es Io...
Anónimo -
(io)
Gato Negro -
Y luego acudo al Diccionario de mi paisana María Moliner, y leo:
Enormidad: 1. Cualidad de enorme. 2.Atrocidad, barbaridad, desatino, despropósito. Disparate. Cosa que contiene una gran inexactitud omuy contraria a la razón o la prudencia. 3. Terno. Expresión descompuesta o soez.
Espléndida pues su "la obesidad del ojo", pero también podría entenderse el término que aplico.
Por cierto, tengo una gran curiosidad: ¿pinta usted, escribe, es un pensador, un diletante?
Siento una gran curiosidad por ver la otra cara, la cara práctica, de sus pensamientos... Es curiosidad. Sólo curiosidad.
Respecto al señor Cerdá, no tengo más que felicitarle. Sus textos son muy contradictorios, unos con otros, pero siempre fascinantes. Nunca parecen los de un buscador con incertidumbre, sino los de alguien que lo tiene todo muy claro, incluso su brillante pose de escepticismo. Abrazos.
Anónimo -
Hay que reconocer que Pepe, que es muy cuco, nos lo ha puesto a huevo con el colombiano. Curiosamente, se me ocurrió hace unos días, al leer la noticia, pegarla aquí, para ver qué reacciones suscitaba. ¿Telepatía del pensamiento pictórico en la red de redes?.
(io)
Gato Negro -
Ha elegido una estética, una visión deformada del mundo -como Valle-Inclán, Pla o El Greco- y juega con ello.Esa desmesura, que a veces es real, podría ser una metáfora de nuestro tiempo de abundancia en casi todo, abundancia exterior, claro.
Botero es la deformidad y la enormidad del ojo. La opulencia de la mirada.
Me sorprende que en este blog se descalifica a la gente con una ligereza pasmosa... Y no me refiero sólo a Io, que ha derivado en un filósofo dialéctico con no-novia, sino a otros muchos que establecen categorías bastante dogmáticas.
Qué dirías de Balthus, de Otto Dix, de Paul Delvaux, de Joel-Peter Witkin, de Egon Schiele...
Gatopardo -
Anónimo -
Es difícil ser más patético que este nuevo Botero panfletario. Existen otros intentos contemporáneos más respetables de llevar a cabo un arte "de denuncia" (se me ocurre Santiago Sierra, esperamos ese post al respecto Pepe), que tampoco son de mi gusto.
Totalmente de acuerdo con el carácter "atroz y auténtico" a un tiempo de la genuina creción.
P.S.:Supongo que los comentaristas, como sucede en la mayoría de los blogs, podemos interpelarnos y dialogar, ¿no?. ¡Ánimo compañeros, que la canicule no pueda con vosotros!.
(io)
Gatopardo -
Creo que Benvenuto Cellini con su Perseo, por ejemplo, fue revolucionario porque la belleza y la intensidad de la estatua trasciende la obviedad del mensaje. Toda creación que refleje UNA idea es una obra de arte traicionada porque el artista ha hecho concesiones y se ha limitado. Ese estado de gracia en el que se crea a pesar del resto de la humanidad y sus servidumbres suele dar como resultado algo atroz y auténtico, que se corresponde con la obra de genuina autenticidad, y no necesita el mensaje explícito.
No sé si me he explicado: creo que negarse a ser didáctico y accesible es más revolucionario que un cuadro o un relato que diga ¡Mierda a Bush!
¡Qué rollo te he pegado! Lo siento, Pepe, es que es un tema que me priva.
Anónimo -
Luis Augusto -
Botero es tan sólo un oportunista y por lo tanto,un impresentable.
Anónimo -
Lo de A.G. no se puede contar con pintura porque con los medios actuales ya no hace ni puñetera falta. Repito que el último cuadro político o de historia es el Guernica. La función de la pintura ha de ser hoy otra.
(io)