Isidor Bea
En la casa vivida de los padres. Ultimo día. La han vendido. Se están llevando los muebles, el nuevo propietario la quiere vacía. Entro en mi antiguo cuarto, ya medio desguazado. Sólo queda el último cajón del armario. Lo abro y allí estaba todo y tal cual lo rescato y me vengo a casa con él.
Catálogos de mis primeras exposiciones, revistas guardadas por una u otra razón, viejas cartas....bueno ustedes ya saben, que no me quiero poner melancólico.
En una de las revistas, concretamente en La Actualidad Española del 23 de Noviembre de 1972, reza en la portada: Exclusiva mundial. Dalí explica: -Así he pintado a Carmen; debajo en letra más pequeña se aclara: Martínez Bordiú de Borbón. La descripción completa del cuadro en 40 fotos. Y a sangre en la portada la cabeza de la susodicha a medio hacer. Impresionante documento.
Recuerdo, de un golpe, la primera vez que hojeé esta revista, por la fecha yo tenía doce años. En las fotos se describe, paso a paso, la ejecución de la obra. Entonces me pareció un acto de extrema generosidad, para con nosotros, los plebeyos, del genio que nos desvelaba el misterio de la creación.
Hoy sé que el cuadro, por lo menos la cabeza y las extremidades esta hecho con la ayuda de su ayudante Isidor Bea. Que por el tipo de trazo del dibujo previo ha sido calcado primorosamente, obviamente por el citado ayudante.
Isidor Bea natural de Torre del Segre, Lérida, pintor escenógrafo de profesión, es, a partir del verano de 1955, el que realiza, el que pinta, todas las grandes obras de Dalí. Su primera gran obra es la última cena, que ahora se conserva en la National Gallery, de Washington. Y a partir de esta colaboración a un ojo medianamente educado no se le escapa donde está la mano del uno o del otro.
Poco antes de morir, en 1995, el discreto ayudante, hizo algunas declaraciones y habla en estos términos en relación a Dalí y a Gala.
-Les había llevado mucho tiempo lograr el éxito y, tras conseguirlo, no pensaban regalarle nada a nadie. Así eran ellos. Me cogieron como asistente y Dios sabe que trabaje mucho. Era una especie de robot imbuido por Dalí. El primer verano que trabajó para ellos se hospedo en un hotel, pero después Dalí le arreglo una barraca junto a la casa y le hacía trabajar de sol a sombra siete días a la semana, más tarde, y de mala gana, le permitió librar los domingos, al insistir éste en que, como católico practicante que era, estaba obligado a asistir a misa y descansar.
Ahora, cuando veo otra vez estas fotos, y a Dalí endomingao posando con la paleta y los pinceles, restregándolos sobre el paciente trabajo de Bea, la impresión que me causan es muy distinta. No hay ningún juicio moral sobre la autoría en estas palabras, mi crítica va, más bien, a la osbcena ocultación del ayudante. Los arquitectos no ponen los ladrillos, pero no se fotografían como si los pusieran.
En fin, son las cosas del divino Dalí.
Catálogos de mis primeras exposiciones, revistas guardadas por una u otra razón, viejas cartas....bueno ustedes ya saben, que no me quiero poner melancólico.
En una de las revistas, concretamente en La Actualidad Española del 23 de Noviembre de 1972, reza en la portada: Exclusiva mundial. Dalí explica: -Así he pintado a Carmen; debajo en letra más pequeña se aclara: Martínez Bordiú de Borbón. La descripción completa del cuadro en 40 fotos. Y a sangre en la portada la cabeza de la susodicha a medio hacer. Impresionante documento.
Recuerdo, de un golpe, la primera vez que hojeé esta revista, por la fecha yo tenía doce años. En las fotos se describe, paso a paso, la ejecución de la obra. Entonces me pareció un acto de extrema generosidad, para con nosotros, los plebeyos, del genio que nos desvelaba el misterio de la creación.
Hoy sé que el cuadro, por lo menos la cabeza y las extremidades esta hecho con la ayuda de su ayudante Isidor Bea. Que por el tipo de trazo del dibujo previo ha sido calcado primorosamente, obviamente por el citado ayudante.
Isidor Bea natural de Torre del Segre, Lérida, pintor escenógrafo de profesión, es, a partir del verano de 1955, el que realiza, el que pinta, todas las grandes obras de Dalí. Su primera gran obra es la última cena, que ahora se conserva en la National Gallery, de Washington. Y a partir de esta colaboración a un ojo medianamente educado no se le escapa donde está la mano del uno o del otro.
Poco antes de morir, en 1995, el discreto ayudante, hizo algunas declaraciones y habla en estos términos en relación a Dalí y a Gala.
-Les había llevado mucho tiempo lograr el éxito y, tras conseguirlo, no pensaban regalarle nada a nadie. Así eran ellos. Me cogieron como asistente y Dios sabe que trabaje mucho. Era una especie de robot imbuido por Dalí. El primer verano que trabajó para ellos se hospedo en un hotel, pero después Dalí le arreglo una barraca junto a la casa y le hacía trabajar de sol a sombra siete días a la semana, más tarde, y de mala gana, le permitió librar los domingos, al insistir éste en que, como católico practicante que era, estaba obligado a asistir a misa y descansar.
Ahora, cuando veo otra vez estas fotos, y a Dalí endomingao posando con la paleta y los pinceles, restregándolos sobre el paciente trabajo de Bea, la impresión que me causan es muy distinta. No hay ningún juicio moral sobre la autoría en estas palabras, mi crítica va, más bien, a la osbcena ocultación del ayudante. Los arquitectos no ponen los ladrillos, pero no se fotografían como si los pusieran.
En fin, son las cosas del divino Dalí.
2 comentarios
Anónimo -
(io)
davicius -