TRABAJAR DE NOCHE
Cuatro de la mañana. No son horas de nada, de nada provechoso, se entiende. El estudio está lleno de reyes y no sé si están bien o mal. A partir de un determinado momento, cuando se pinta, la mano va muy por delante de la cabeza. Es entonces cuando se está pintando realmente. Todo es evidente, el pincel va solo. El problema es que este estado de gracia, dura lo que dura y si se pretende alargarlo, el resultado es desastroso.
Espero que no sea el caso de hoy. No he mirado ninguno de los cuadros mientras los hacía. Lo he dejado para mañana. Mañana los veré y Dios dirá.
El problema es que no tengo más tiempo y que la acuarela es irretocable. Además he de salir hacia París, como muy tarde, al mediodía si quiero llegar a dormir en Limoges. El día veinticinco Jacques coge el avión para Sanghai y ha de llevarse las acuarelas por narices. Los marcos ya estan integrados en las paredes. Sólo faltan los cuadros... Para que luego digan que este es un oficio tranquilo...
Espero que no sea el caso de hoy. No he mirado ninguno de los cuadros mientras los hacía. Lo he dejado para mañana. Mañana los veré y Dios dirá.
El problema es que no tengo más tiempo y que la acuarela es irretocable. Además he de salir hacia París, como muy tarde, al mediodía si quiero llegar a dormir en Limoges. El día veinticinco Jacques coge el avión para Sanghai y ha de llevarse las acuarelas por narices. Los marcos ya estan integrados en las paredes. Sólo faltan los cuadros... Para que luego digan que este es un oficio tranquilo...
2 comentarios
Javier -
Un fuerte abrazo
Anónimo -