Otro año más.
Hoy, siete de septiembre, desde hace cincuenta y un años, es mi cumpleaños. Desde hace siete años he escrito aquí cada siete de septiembre lo que ha convertido este nimio hecho en una tradición onomástica, y las tradiciones han de cumplirse.
Heme aquí tecleando sin gafas para la presbicia una vez más.
Tener cincuenta y un años en mi caso es la constatación de un fracaso. Ya no va a poder ser. Ya no voy a poder cumplir mi sueño. Que era este: ser prejubilado de banca. Tengo unos cuantos amigos y conocidos que les largaron a la rua a los cincuenta con una grasa indemnización y su sueldazo; y, aún con estas, no terminan de encontrarse a sí mismos, no saben qué hacer con su tiempo, ni con sí mismos. ¡Qué injusticia!. Yo que me tengo encontraó, y que sé, exactamente, qué hacer conmigo y con mi tiempo he de seguir en la brecha de la búsqueda cotidiana de nutrientes.
Cincuenta y un años es una edad que ya comienza a ser severa. Pero sobre esto no tengo ninguna influencia.
Adios.
10 comentarios
Cris -
XELO -
RUBEN GARCIA CABO -
Marta Escar -
Felicidades a un signo de tierra, de un signo de aire.
flowers -
ana escar -
Craso -
Luis Picas -
Un fuerte abrazo,
Luis
Cèsar Pasadas -
Vive la vida, escribe y pinta; en este sentido o a la inversa, tanto da, es lo mismo.
De nuevo, feliz aniverario.
José Luis Pérez -