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pepe-cerda

De la piel de los objetos.

Los objetos que llevan ya un tiempo en el mundo adquieren una patina inimitable. Es el aspecto de la “piel” de las antigüedades. Es ese bello tono que adquiere la madera o el metal mil veces resobao de las viejas herramientas. He comprado centenares de objetos de todo tipo en los rastros de medio mundo solamente por poseer esta especial patina a la que he sido muy sensible. Cuándo se sabe reconocer el verdadero efecto del paso del tiempo sobre los objetos es extremadamente difícil que se le dé “gato por liebre” a un comprador. Sólo el apresurado turista, el “enteraó”, el que aprende por correspondencia o el que se fía más de lo que oye o lee que de lo que ve con el corazón, es susceptible de ser timado al adquir un objeto antiguo. Los objetos verdaderamente antiguos irradian una energía inconfundible.

Últimamente me ocurre que descubro esa especial patina, ese tono inconfundible de las cosas con solera no en objetos de almoneda o anticuario sino en objetos que yo mismo adquirí nuevos. Que adquirí hace ya el tiempo suficiente como para que alcancen el grado de objetos con vida vivida. Objetos que yo mismo compraría en el rastro y que acariciaría imaginando como fue el que los estrenó al que supondría muerto y enterrado. Entonces, cuándo me recuerdo a mí mismo cuando niño abriendo ilusionado la navaja por primera vez, esa misma navaja que ahora me mira desde el fondo de un cajón, con su latón oxidado y su acero ennegrecido y sus cachas de hueso... entonces, digo, siento de súbito que el paso del tiempo no es ninguna broma.

4 comentarios

carmen -

Gracias por compartir tus pensamientos escritos,es un regalo poder leerlos ¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD!

Anónimo -

¡Que grato es descubrir un poeta en un pintor!,o quizá seas un pintor dentro de un poeta.

Alex Nortub -

Disfruto mucho leyéndote.

xime -

Llevo ya bastante tiempo respondiendo a peticiones de mis clientes para que les "envejezca" muebles y de ahi que siempre observe los muebles y objetos antiguos para lograr un envejecido lo más real posible, pero al final, nunca es lo mismo. A veces logro la apariencia, pero el tacto, nunca. Es inimitable, como tú dices. Y eso sí, lo que hago "estupendamente" es envejecer según el tono del papel de la pared, o de la tela de las cortinas, o el tono piedra de la colcha... Que todo quede bien entonado !!