De nada en particular.
Llevo mucho tiempo preguntándome por qué escribo aquí. No termino de encontrar la respuesta y tampoco me preocupa demasiado. Creo que es por el banal ejercicio de teclear sin más y ver como aparecen las palabras en la pantalla. Un tras otra. Si me equivoco un subrayado rojo me lo advierte y el ordenador me propone varias alternativas si le doy a la parte derecha del ratón. Tiene más que ver con los videojuegos que con un ejercicio literario propiamente dicho.
Lo hago, también, por exorcizar la terrible y angustiosa soledad que me roe en el taller. Es difícil de explicar al que no la haya vivido. Para la mayoría el ejercicio de las bellas artes es un pasatiempo relajante. Pero para los profesionales es una tortura. Pasa como con el ajedrez que como decía Groucho: es demasiado juego para ser serio y demasiado serio para ser un juego.
A mí lo que más me cuesta es comenzar. Este proceso puede durar semanas. Semanas de subir y bajar al estudio sin hacer gran cosa. Intuyendo más que sabiendo lo que se ha de hacer. El teléfono suena y me proponen y me urgen a entregar tal o cual trabajo. Y yo, como los ordenadores Pentium uno, me bloqueo y no hago nada. Y bajo al ordenador a escribirles esta tontería.
2 comentarios
Noe -
Inde -
Pero igual, ¿eh?
Te lo digo yo, que sólo escribo de encargo... y cuando no es de encargo es peor.