De ellas y de ellos.
Creo no decir una tontería si afirmo que las mujeres son más resistentes y más tenaces que los hombres. Cuando los varones comprendemos esto ya es demasiado tarde, antes hemos tenido que derruir la sólida imagen inculcada por nuestras madres y nuestro entorno de la hembra como ser frágil, romántico, susceptible de ser protegida, torpe con las máquinas y con el futbolín; y eso nos lleva mucho tiempo. Mientras ella está enamorada no la podemos ver puesto que la admiración que siente por su macho le hace a este henchirse de tal modo que no acierta a ver ni a un palmo de sus narices; pero como ella espera tanto de su hombre termina indefectiblemente por defraudarle, y en este momento su actitud cambia súbitamente y el atónito macho se ve abandonado y sin capacidad de reacción.
A partir de este momento, si la pareja se mantiene, el varón va perdiendo sistemáticamente terreno hasta convertirse en lo que vulgarmente llamamos: un calzonazos.
Últimamente he asistido a alguna reunión familiar y he podido presenciar alguna situación protagonizada por viejas parejas de jubilados en las que lo expuesto se manifiesta esperpénticamente.
Señora de setentaitantos dándose enérgicos y rítmicos golpes contra el pecho con un abanico negro al tiempo que se da aire. Tinte en el pelo y permanente, pintada un poco más de la cuenta, blusa con faralaes en el pecho y aguja de bisutería. Señor, a su lado, edad parecida, jersey de cuello pico marrón, camisa desgastada y con el cuello exageradamente grande, ojos muy redondos azules y vidriosos, calla mirando a todo y a nada mientras su mujer dice al grupo:
-“Yo, ya se lo tengo dicho a todo el mundo. El día que uno de los dos falte; yo me voy a Benidorm”
Va otra:
Sala de espera de hospital. Radioterapia; pone encima del quicio de la puerta. Señora gruesa, minimedias hasta la pantorrilla, piernas exageradamente abiertas. Señor muy flaco, de color gris azul, con cara de haber perdido hace ya mucho tiempo. Se oye la siguiente conversación entre ellos:
Ella: -“Si te han dicho en Septiempre, pues te esperas. Que los médicos también han de irse de vacaciones en Agosto. Es que mira que eres egoísta, sólo piensas en ti...”
El hombre guarda silencio.
Ella dirigiéndose al resto de la sala de espera dice de un modo despectivo...
-“¡Señor, señor, hay que ver como es este hombre...! ¡Mira que le tiene apego a la vida!..”
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