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Esperad, esperad, malditos.

“Danzad, danzad, malditos*”, es el título de la famosa película de Syney Pollak que retrata la gran depresión americana.

En la gran depresión se montaban espectáculos que consistían en hacer bailar parejas de forma continua, día y noche, con sólo pequeñas pausas. La pareja que más tiempo resistía era la ganadora y recibía un premio en dinero. Gloria (Jane Fonda) y Robert (Michael Sarrazin) se conocen en ese lugar y deciden formar pareja. Están desesperados porque no tienen de qué comer. Mientras bailan al menos reciben comida, y si ganan podrán sobrevivir con el dinero del premio. Los que hemos visto la película recordamos la tremenda angustia de los protagonistas que continúan bailando hasta la extenuación.

Pues bien, ya hace unos años que otra versión de este espectáculo cruel puede verse en la mayoría de las ciudades españolas. En definitiva se trata de ver lo que estan dispuestos a hacer los pobres por algo que necesitan. Me refiero a las ignominiosas colas en las que ciudadanos esperan días y noches para conseguir pisos baratos. Si se hiciese una película del inicio de la desaceleración de Zapatero (o la desaceleración de Mendizábal por su magnitud) la crisis española bien podría titularse:” Esperad, esperad, malditos” y el argumento sería las penurias sufridas por unos jóvenes que para comprar un piso pasan semanas en una cola en la calle. Pues bien: así ha sido desde hace algún lustro el democrático y justo sistema  empleado por nuestras administraciones para seleccionar a los que más se lo merecían. Pero bueno, qué le vamos a hacer, desde Larra la cola es inherente a los administrados españoles.

Ahora bien lo que ya me ha tocado los huevos es que el promotor privado llamado por los medios de comunicación: El pocero bueno haya empleado el mismo método para que miles de parejas jóvenes le den ciento cincuenta euros contra la promesa de darles un piso cuándo encuentre un terreno que le regalen y lo construya. La desesperación de mis contemporáneos es tal para acceder a su derecho constitucional de poseer una vivienda digna que tragan con ruedas de molino y lo que haga falta. Obsceno es lo que ha hecho este señor, pero infinitamente más obsceno es lo que han hecho los medios de comunicación al difundir esta hipotética y muy discutible noticia. Además difundiéndola como “buena noticia”. ¡Tócate los huevos Manolin¡

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