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pepe-cerda

De la dignidad.

Uno de los síntomas inequívocos de que la crisis ya está aquí es una sutil y gradual perdida de  dignidad de los afectados. Hay que tener una determinada posición social además de la actitud (con “c”) y la aptitud (con “p”) desde donde ejercer la grave dignidad de los que pisan fuerte, de los que exigen ser servidos pronto y bien en un bar o un restaurante.Los nuevos pobres intentan desesperadamente no parecerlo e intentan mantener la compostura, pero dificilmente lo consiguen.Como dice un dicho popular: "hay tres cosas muy difíciles de ocultar: el dinero, la salud y los elefantes". Por el contrario nadie suplica con dignidad, esto es una obviedad, por lo tanto la dignidad es una cuestión esencialmente de posición económica. Se me dirá que hay muchos ricos ostentósamente indignos y muchos pobres que poseen la regia dignidad de la austeridad. Y sí, puede que tengan razón desde el punto de vista de lo novelesco pero la realidad es tozuda al respecto: la dignidad se pierde a la vez que el dinero.

 

Pues bien: hoy sin ir más lejos, una señora bien vestida, incluso con alguna discreta joya, le ha pedido en voz baja al pescadero las espinas y los despojos de los clientes anteriores. Y no ha comprado nada más. Por el volumen de su tono de voz, por el timbre sutilmente suplicante, he sabido que lo que lo que iba a comer esa señora hoy era una sopa de pescado y nada más. Se notaba que no era una indigente profesional, que lo de pedir lo hacía desde hace poco. Se le notaba que todavía no había aceptado la indignidad de su nueva situación.

 

El pescadero le ha mirado a los ojos, ha comprendido y cómplice le ha echado un par de pescadillas de ración en la bolsa.  He notado que ella ha estado a punto de recriminar al pescadero por echarle algo que no le había pedido. Pero se ha callado. Ha cogido la bolsa con rapidez y con la cabeza lo más alta posible, con su cardado de peluquería más alto que su cabeza ha dicho un “gracias” apenas imperceptible. A mí me ha parecido que justo en ese instante la voz se le quebraba por el llanto que como un vómito le subía desde la garganta y se ha ido lo más rápido que ha podido.

 

3 comentarios

Julio Tejedor -

Hay una España real que está muy alejada de la que reflejan los periódicos, de los "ciudadanos" de unos o la "gente normal" de los otros, una España que no entiende por qué rayos su piso vale menos o no lo puede vender porque nadie se lo compra, por qué ahora no se venden coches o, de repente, o por qué se queda sin trabajo porque en su empresa no hay pedidos. Esa señora pertenece a esta España y es ella, y no la banca, la que necesita ayuda prioritaria. Luego la banca, y con condiciones, con muchas, muchas condiciones y depurando alguna que otra responsabilidad...

Javier -

Hace poco estuve con una pandilla de amigos que nos juntamos regularmente para comer cuando viene por Zaragoza uno de ellos. Fuimos a un sitio al que solemos ir a menudo porque nos gusta la comida que nos dan por 15€. El camarero de sala siempre ha tenido una mirada de desdén hacia nuestro grupo en el que la mayoría toma el vino con gaseosa. Esta vez nos vio entrar y todo fueron sonrisas y buenos modos. Al final hasta nos invitaba a chupitos y todo. Ciertamente, los tiempos están cambiando.

Gatopardo -

Andando el tiempo, tendremos que acudir a tus escritos para saber qué estaba pasando mientras hablábamos del triunfo de España y de Rodríguez Zapatero por haber sido invitado a participar en una reunión de siluros en EE UU.
Gracias por contarlo.