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pepe-cerda

De la conversación y su inutilidad

En una tontorrona fiesta de ricos cincuentones zaragozanos una rubia mechada, esposa de uno de ellos, de las que se empeñan en mantener una caducada lozanía a base de botox y Wondebra, me pregunta:

  

      -    ¿Has ido a Arco?.

      -     Pues no, no se me había perdido nada.

-         Pues yo sí.

-         Y la feria estaba estupenda. Mi marido había quedado allí con J.M. Entreacequias y yo que adooooro el arte aproveché para acompañarle.

-         Pues que bien.

-         Las invitaciones nos las había mandado Miguel, porque fuimos a la inauguración profesional, como es natural. Es que nosotros somos coleccionistas, sabes.

-         Ah. ¿Y qué tipo de arte coleccionáis?.

-         El que nos dice Miguel que es el que nos asesora. Por ejemplo no sé si sabrás que las obras de arte que no se adquieren en galerías que estén en Arco y que cuesten menos de treinta mil euros, no se revalorizan.

-         Ah, claro. ¿Y en qué Galería las compraís?

-         Pues en la de Miguel. Es muy amable y sabe mucho, y no veas a qué gente conoce. ¿Sabes que me presentó a Elena Cue?. Y es monísima. Al natural gana mucho. No como esas actrices que salen en las series de televisión que al natural parecen unos chuchos. Porque nosotros vamos mucho a Madrid. Lucio es íntimo nuestro y siempre tenemos mesa.

-         Ahh.

 

Ya no sabía como escapar de la situación. Pero las otras lobas de cuarenta y muchos, y siliconadas, que veía por el rabillo del ojo no parecía que tuviesen mejor conversación. Así que sólo me quedaba excusarme por una indisposición y salir por piernas. En las reuniones de la buena sociedad zaragozana al artista se le lleva para entretenimiento de las señoras. Los caballeros ya se entretienen charlando entre ellos de solares y repercusiones; o en poner a parir al último que les jodió una subasta municipal por un terreno, o en comentar el último todoterreno que se han comprado. Visto desde lejos la conversación que mantienen ellos no tiene tampoco gran interés. ¡Cómo se aburren los de “buena posición” en las fiestas!. Por lo menos los de provincias.

 

Con decirles que la conversación “estrella” de la fiesta es la de la dama del botox y un servidor. Sí, la que he transcrito una parte arriba, a que no se lo creen. Pues así es.

 

Al día siguiente en el gimnasio la señora de la caducada lozanía les cuenta a su amigas:

 

-Ayer estuve hablando de Arte con Pepe Cerdá. Que chico tan culto. Cuanto sabe.Y me dijo que nuestra colección era excelente.

 

 Y es que los demás rara vez escuchan. Y menos lo que no se dice, aunque sea evidente. Sólo son sensibles al halago o al insulto. Pero no merecía la pena en este caso emplear ni uno, ni otro. Ay señor, señor...

4 comentarios

Teresa -

uy ese invitán!!??? será señal de que ya se me empieza a pegar el acento maño ;)

Teresa -

Lo mejor en estos casos es emborracharse hasta perder el conocimiento o enseñar el culo... al menos es lo que yo haría, pero claro a mí nunca me invitán a fiestas ¿Qué raro no? jajaja

besicos

miguel horno -

Pero que te pasa hombre con las cincuentonas, si estan estupendas. Tambien tu te metes en cada guateque..yo creo que en el fondo te gustan esas reuniones, yo ya te he visto en algunas atemorizando al personal. un abrazo solidario.

Pilar -

Lo primero felicitarte por el cambio de look que le has dado al blog :) Vaya con las fiestas zaragozanas, habrá que estar lejos...Además poniendo en boca de alguien lo que no ha dicho...¡tremendo! Saludos, Pilar