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pepe-cerda

De la organización gremial y del impulso creativo.

Hay gremios y profesiones en los que los ingresos están regulados explícitamente por los colegios. Los notarios y los registradores de la propiedad podrían ser ejemplo de lo claro y organizado que tienen la cuestión del estipendio. Por eso hay mucha gente que quiere serlo y por eso se ha de aprobar unas durísimas oposiciones para conseguirlo. Claro está que lo que hacen es importantísimo, aunque podría ser más barato. Lo que hacen es velar para que la ley se cumpla a rajatabla en las innumerables transacciones de todo tipo que sustentan nuestra economía capitalista.

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De otro modo, también están organizados los fontaneros a los que las piezas que utilizan y de las que te muestran la factura cuando te cobran raramente les cuestan el cuarenta por ciento de lo que pone en el papel, además de las horas claro está. Da igual que uno quiera adquirir los tubos por su cuenta si no te puedes identificar como miembro del gremio "a ponerlas" como está mandao. No obstante el funcionamiento de la red de agua y vertido es vital para nuestra civilización y se lo debemos a estos apóstoles de la llave grifa..

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Los que no están organizaos, y son un desastre en todos los aspectos, y en especial el económico son los poetas, y los artistas plásticos. El desamparo gremial es total. Cada colega es el enemigo, alguien a quien vilipendiar y destruir. La carrera artística o literaria es parecida a la de los espermatozoides que fecundarán al óvulo, todo vale, sólo uno lo conseguirá. Los artistas y poetas lo son porque no lo pueden remediar, como una enfermedad y son absolutamente prescindibles para el funcionamiento de la sociedad. Otra cosa es que sus obras puedan ser negocio más tarde para otros, pero imprescindibles no lo son. A cambio no hay que hacer oposiciones, alguna ventaja tendría que haber..Sin embargo los poetas y artistas tienen unos primos lejanos que argumentando la poética y la búsqueda de la belleza formal en sus obras, cuestiones evidentemente subjetivas, consiguen imponerlas y cobrar por ellas pingües emolumentos reglados por su colegio. Este portento asombra a sus primos los poetas y artistas. Como precisan de la inspiración como germen de su trabajo los plazos y los presupuestos se dilatan y la sociedad y sus representantes suelen aceptarlo sin mucho problema. Lo importante es no desairar al genio no sea que, por el vil metal, la obra final se malogre. Se suelen disfrazar de poetas, van de negro y rapaos, y son tan arrogantes como ostentosos de su culta sensibilidad. Las cuestiones onerosas y técnicas las suelen delegar en ingenieros, calculistas, gestores y aparejadores, lo suyo es la poética del espacio.

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Me refiero, por si no lo han adivinado ya, a los arquitectos estrella y a sus copias provinciales. Son los que construyen sonetos y octavas reales transitables y conmemorativos. Parecen ser necesarios en las democracias desarrolladas para que los gobernantes puedan inaugurar sus obras el mes de antes de las elecciones. Si son lo suficientemente importantes cualquiera que ose dudar de la conveniencia o calidad de su proyecto es automáticamente tachado de paleto insensible. Sólo un inculto puede no quedarse anonadado ante la magnificidad de su obra. A nuestros políticos eventuales y aterrados por la posibilidad de no ganar las siguientes elecciones les suele gustar hacerse fotos con las maquetas de las grandes obras. Pero ellos ponen cara de fastidio, porqué lo que les interesa de verdad es la poética, y la inteligencia de la materia; o lo que es lo mismo: el arte, y no hacerse fotos con los encorbataos y guarda espaldeaos de los políticos que sonríen mientras miran a la cámara en lugar de a ellos, que son los importantes. Lo aceptan como un mal necesario, al fin y al cabo el mismísimo Miguel Ángel Buonarroti también tuvo que aguantar a Lorenzo el Magnífico y al Papa Julio II, que como todo el mundo sabe eran unos incultos y pesados, pero necesarios para el florecimiento de la obra del fénix renacentista, que por cierto no estaba colegiado.

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Esto también les pasa a los artistas que construyen cachivaches conmemorativos, pero en menor medida. Lo que les diferencia de sus primos es: el colegio, esa práctica institución que regula sus ingresos, a los arquitectos estrella y a cualquier otro que se apunte, perdón, que se colegie.

Propondría que por ley se le hubiese de encargar y pagar un soneto de amor a un poeta, colegiado, eso sí, cada vez que se produjese un matrimonio; y otro de desamor en cada divorcio. Este colegio que debería llamarse Gonzalo de Berceo regularía los precios de cada métrica y visaría los originales manuscritos. También habría poetas estrella que compondrían nuestro himno nacional, por ejemplo, o las odas a la gestión de nuestros presidentes.

Vamos digo yo.

Es sólo una proposición.

 

9 comentarios

taxidermista -

es la mejor proposicion que he oido nunca...
¿nunca te ha tentado la politica?
aunque solo sea por la pension de exdiputado

Pepe Cerdá -

A Gatopardo:
Pues sí. Me han echado de alguno, pero no por malo sino por somarda y por matarlas callando, además de por no consegir concentrarme ni prestar atención a las bobadas que solían explicar los pobres profesores de mi época.
Gracias por tantas cosas que aquí no caben. Ya sabes tú.
Besos. Pepe

Gatopardo -

Pepe: sea sincero, diga la verdad: ¿a que a usted le han echado de tantos colegios como a mí de casas respetables?
Se nos nota, aunque disimulemos.

Pepe Cerdá -

A Texiee
¿Pero por qué demonios confunden los buegueses la libertad con la indigencia?.
Para ser libre hace falta una fuente de ingresos garantizada. Esto es tan evidente que alcanza la categoría de perogrullada.

Texiee -

Hummmm, ¿colegiarse los artistas?
¿Cuando estas creando, no vas buscando la libertad en cierta manera?
Saludos

Pepe Cerdá -

Mi queridísima y desaparecida, espero que temporalmente, Delia:
¡Cómo no me va a buscar si describe exactamente mi modo de ver el asunto!.
Muchísimas gracias por mostrarmelo. Y llama que hace mucho que no sé de tí.
Un beso.
Pepe

delia -

Creo que esto te gustará:

"No obstante, el artista no debe tomarse a sí mismo demasiado en serio. La pintura debe constituir el pasatiempo festivo del hombre culto, aun cuando al disponerse a pintar uno deba hacerlo como si le fuese a recibir la visita de un hombre importante. Sin esmero la pintura carecerá de integridad, de ahí que Guo Xi aconsejase trabajar como si se estuviese en guardia ante un importante enemigo. Por otro lado, los chinos apreciaban la ley del esfuerzo invertido, según la cual l atención no debe fijarse demasiado en el esfuerzo para que no se vea disminuido el tirón de la espontaneidad. Al mismi tiempo, el pintor debe alcanzar la madurez, tener un talento versatil y practicar muchos estilos diferentes hasta formar el suyo propio. Por último, el auténtico pintor tiene mucho de bufón (...) de los pintores cabía esperar que fueran necios, locos, chiflados o excéntricos, lo cual no era óbice para que se esforzasen por alcanzar el yun o correción de estilo".
George Rowley "Principios de la pintura china"

Y de pintar estos chinos sabían un rato...

puri -

Quizá deberíamos colegiarnos, para que la gente tuviera una cierta idea del valor del arte... Así a lo mejor uno de mis personajes se decidía a abrir su tienda de poesía y si además le hicieran encargos para bodas y divorcios se vería cumplido su sueño...

http://purificacionmenaya.blogspot.com/2008/02/poesas-medida.html

Luis Augusto -

Muy bueno.
¡Qué razón tienes!, a pesar de ser uno sobrino-nieto de García Mercadal, arquitecto genial que no tuvo nada que ver que los arquitectos-super star de hoy en día. (y eso sin hablar de los "instaladores" que se acaban de parear por Arco..)